Hicimos en clase de Psicología Social, por acortar el nombre de la asignatura, un test sobre nuestra autoestima en varios ámbitos. En un grupo de unas veinte mujeres y un solo hombre, casi predeciblemente la media más baja fue la del autoestima físico.

La variable de ser tantas féminas era en parte lo que propiciaba este resultado, según la propia profesora que dirigía la práctica dijo. Tristemente aún nos siguen afectando los medios de comunicación, el concepto de mujer y belleza que nos venden los anuncios, la imagen que nos proporcionan esos productos de belleza que la mayoría de modelos que los anuncian no necesitan. Según estudios recientes, a los hombres cada vez les afecta también más todo esto ¿y? No me consuela en absoluto que ahora también ellos comiencen a desarrollar complejos por no ser el chico que los medios de comunicación venden.

Pero más que con los anuncios y las modelos, las mujeres debemos luchar con nosotras mismas, con la rivalidad que a veces existe entre nosotras y con la construcción social que hemos hecho de nuestro propio género.

Veo los últimos capítulos de la serie ‘The Kennedys’ y en la icónica representación de una actriz haciendo el papel de Marilyn Monroe se comprueba todo lo dicho anteriormente. Retratan a Marilyn idiota e insulsa, con la única inteligencia que posee empleada en llevarse hombres a la cama. La actriz persigue al presidente y éste intenta deshacerse de ella para rehacer su maltrecho matrimonio con la perfecta primera dama que siempre estaba dispuesta a perdonar y mirar para otro lado. Increíble como al final un presidente putero acaba retratado como un gran hombre, muy digno, con un simple gusto acentuado por las mujeres, pero nada más; mientras que la rubia de oro es poco más que una zorra que se arrastra tras los pantalones de cualquiera.

Han contado ya mil veces los biógrafos que tras el aspecto sensual de Marilyn se escondía una mujer tan frágil e insegura como pocas. Una falsa inocencia, un aspecto dulce a la par que sexy fue la coraza que pudo construir para sobrevivir en el mundo y el momento que le tocó.

La verdad es que pensando en mis compañeras de clase, no pensé que tantas tuvieran motivos para tener su autoestima física tan baja, incluso hay casos en que esto es hasta injusto, pero seguramente tras la coraza que cada una se ha fabricado, al igual que las mujeres de todos los tiempos, existe una pequeña mujer insegura, como le ocurría a la propia Marilyn.

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Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...