Parece políticamente incorrecto decirlo, pero yo me alegro de la suspensión cautelar del juez Serrano, y no me pesa manifestar que me alegra que lo sometan a un proceso judicial.

Soy la primera que siempre defiende que la gente tiene que confiar más en la Justicia. Que ésta debe procurar por acercarse al pueblo y viceversa. Pienso que es un deber ciudadano informarse del funcionamiento de la misma, que si bien no es fácil, al menos permitiría que se dijeran menos estupideces a pie de calle. Pienso que en muchas ocasiones la gente confunde su concepto de justicia moral con la justicia producto de un proceso judicial, como bien he aprendido este año en mi asignatura de Fundamentos de Derecho. Y por eso mismo pienso que es inadmisible que aprovechándose de la posición que un juez tiene, que haciendo un uso desmedido del poder de decisión que sobre la vida de las personas tiene su figura, haga y deshaga como quiera, aprovechando los resquicios legales que le parecieron oportunos, como aquello de comunicarle a la madre del famoso caso del niño paje de la “Madre y Maestra”, su decisión por correo postal, haciéndolo un Miércoles Santo, de manera que cuando la madre recibió la notificación la “Madrugá” ya había pasado. De todas formas no quiero entrar en ese caso concreto, pues es un proceso con demasiados dobleces, aunque si diré que sería una suerte que Serrano y sus colegas se dieran esa prisa en ejecutar las sentencias, cosa de la que puedo quejarme por experiencia propia. Sobre todo, estaría bien la premura en casos mucho más urgentes que este, que por mucho que a mí me guste la Semana Santa, hay temas más importantes en lo que a medidas de custodia se refiere.

Entrar ya en los funestos comentarios machistas de este señor sería ponerse de mala leche así por las buenas, y no tengo demasiadas ganas, que se le va a hacer, cuando al fin puedo estar de vacaciones, la vagancia es algo que casi me gustaría imponerme. Además, no puede esperarse mucho de quien pretende manejar su juzgado como si fuera un cortijo donde sus amigos tienen mano,  según convenga.

Pero como empecé diciendo, me alegro, no por retorcidos motivos personales, ya que gracias a Dios no he tenido que cruzarme con este magistrado en ninguna sala. Me alegro porque según defienden algunos, la justicia debe ser ejemplarizante. Yo no suelo estar de acuerdo con esa afirmación, pero si creo que lo del juez Serrano es algo que podría calificarse como “justicia demostrativa”. Una medida que le demuestra a la sociedad que un juez no puede ser arbitrario, que no puede hacer su santa voluntad dándole vueltas a los vericuetos legales y quedarse tan campante.

La Justicia tiene que acercarse a la sociedad y viceversa como ya he dicho, y una buena manera de hacerlo es demostrar esa máxima que para bien o para mal reza que todos somos iguales ante la ley. Luego vendrá el proceso, y se sobreseerá, o no, será culpable o inocente, pero al menos habrá un proceso, como se haría con cualquier hijo de vecino.

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Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...