Reamente, es pura probabilidad. Algunos prefieren llamarlo suerte o destino, pero qué más da el nombre que se le dé. La cosa es que, tanto va el cántaro a la fuente… que ya conocen el desenlace.

Nuestros parlamentarios han demostrado esta semana cierta falta de práctica. Quizá no le pusieron demasiado empeño o, lo que decía antes, una vez tenía que descubrirse el truco y ha tocado ésta. Por una razón u otra, esta vez la magia no funcionó.

Los andaluces hemos asistido esta semana a un ‘remake’ –ahora que el género está tan de moda- del truco del tocomocho. Disfrazo una subida del sueldo en concepto de dietas y, si alguna vez me piden que la enseñe, nadie sabrá quién la tiene más grande. Que ya saben que el destape se ha vuelto a poner de moda, esta vez en la política, y a la primera de cambio le hacen a uno sacar la nómina.

Lo que no recuerdan nuestros políticos -¡qué incrédulos!- es que las segundas partes sólo funcionan en el cine. Y a veces ni eso. Y que este nuevo timo de la estampita versión 2.0 no podía tener, pues, mucho recorrido. Y que se les acabó la magia mucho antes de que empezara la función.

Tanto PSOE, como PP e IU han disfrazado la acordada subida de sueldos de algunas de sus señorías como un error. Eso, claro, después de conocerse de manera pública. Porque, a modo del mejor ilusionista, la medida se aprobó en marzo con nocturnidad y alevosía.

Políticos andaluces como Griñán, Valderas, Rojas, Castro o Jiménez han hecho gala de la transparencia que tanto le reclaman los ciudadanos, aunque a su manera. Y esa transparencia ha dejado al descubierto unas prácticas que, pese a que los andaluces las conocen, adquieren otro cariz cuando se hacen de esta forma.

La cantidad del bote -3.700 euros- que se han repartido los ‘camareros’ del Parlamento deja como propina una sarta de explicaciones absurdas que pretenden justificar una cosa y la contraria. Si no, pásense por el twitter de José Antonio Castro, uno al azar, para conocer cómo responde con su rechazo a la medida a quienes le preguntan qué llevo a su partido a apoyarla.

Y así es como llegamos a un momento en que no sabemos si subirse el sueldo es de derechas o de izquierdas, si lo importante es que lo propuso el PP o que lo apoyaron todos al unísono, o si es que, total, la nómina será la misma porque lo demás se lo llevará el partido.

De una forma u otra, Groucho ya se nos ha colado en el Parlamento. Y, si no nos gustan sus principios, ya tendrá otros. Y, mientras tanto, entre todos contribuirán al esperpento en el que han convertido el oficio.

No. Desde luego que quienes nos representan el Parlamento no son magos de la política.

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Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, empezó en la comunicación local y actualmente trabaja para laSexta. Máster en Gestión Estratégica e Innovación en Comunicación, es miembro...