En Alcalá, el Ayuntamiento aumenta el presupuesto de feria un 20% incluyendo una portada de casi 100.000 euros con faltas de ortografía. No es distinta la cosa en Sevilla, donde un día lo suficientemente rancio como el Corpus sobrepasa todos sus límites con una jura –patriótica-de bandera. Y en Andalucía mientras, nuestros diputados tienen que dar marcha atrás a nada menos que una subida de dietas ante el escándalo generalizado de la sociedad.
Creo en la política y en su utilidad y necesidad. Más ahora que nunca. Pero estos días están, unos y otros, cubriéndose de gloria (bendita, por supuesto).
Alcalá de Guadaíra está de feria. Sin duda entre las mejores de la provincia. Y el Ayuntamiento apuesta por ella. Hasta aquí todo bien. Pero la cosa empieza a cruzar la línea cuando de apostar por mantener la fiesta y sacarla adelante pese a la crisis, se incrementa un 20% su nada desdeñable presupuesto.
El dinero, recortado para el año pasado, fue 250.000 euros. Hace sólo doce meses había que recortar ante la crisis, la falta de recursos municipales y tal. Ahora, más contento que unas castañuelas pese a liderar el endeudamiento municipal en los ayuntamientos de Sevilla, el gobierno de Gutiérrez Limones se lía la manta a la cabeza y aumenta el presupuesto en 55.000 euros más. Desde luego no parece a priori ajustarse al número de parados de Alcalá, una de las mayores tasas de Sevilla, superando de largo los 12.000 desempleados.
Y si fuese poco, con la que está cayendo, de esos 304.000 euros feriales, uno de cada tres, para una portada que encima tiene faltas ortográficas (José lleva tilde. Pallarés, también) pero se ve que entre tanto euro para pompa y boato, no se percataron del error.
Y si de exhorno y figureo –ahora postureo, que está de moda- se trata, ¿cómo dejar atrás el día del Corpus? Si hay una tradición rancia por excelencia en Sevilla, es esta. Pero parece que los máximos protectores de la ‘marca Sevilla’ no veían suficiente sevillanía y casposidad al evento de tan rancio abolengo, que decidieron añadir una jura de bandera por el día del patrón, San Fernando.
Escenas e imágenes más propias de otros tiempos se vieron por la Plaza Nueva. Algunos estaban deseando demostrar su españolismo ante todos. Echaban de menos aquello de las juras militares desde que se eliminase el servicio militar obligatorio. O lo mismo tenían ganas de repetirlo, vaya usted a saber. El caso es que entre la jura, y los nada modernos altares, la sevillanía rancia habrá debido estar exultante y henchida de gozo. Desde luego todo un espaldarazo a la marca Sevilla. Eso sí que debe ser potenciarla, digo yo.
Pero si hablamos de defender privilegios, quienes se llevan la palma son los grupos políticos del Parlamento de Andalucía. El presidente del Parlamento andaluz ha dado marcha atrás a una decisión que él mismo junto a los portavoces adjuntos de PP, PSOE e IU habían pactado: actualizarse las cantidades en dietas.
La medida fue aprobada la pasada semana por unanimidad de todos los grupos, pero resulta que tras la polvareda levantada –y con razón- ahora los tres están unánimemente de acuerdo en no llevarla a cabo. Y es que parece que han entrado aires de alcanzar acuerdos en las Cinco Llagas últimamente.
El PSOE se apresuró a decir que Griñán “no se había enterado”. El PP e IU alabaron y ensalzaron la marcha atrás de una medida, que leyendo sus comunicados, pareciera que venía impuesta desde el cielo.
Sorpresiva la capacidad de algunos para decir una cosa y toda la contraria en cuestión de momentos. Flaco favor a la política y menor a la democracia. Los andaluces quedamos ahora boquiabiertos ante tal descaro y falta de consciencia de nuestros diputados caraduras.
Hace falta mucha luz, paredes de cristal y conciencias limpias. No se puede ir contra la calle. Si ya lo de Chamizo sentó mal, ahora se están ganando a pulso el descrédito y el rechazo masivo de la ciudadanía. Van bien encaminados hacia el abismo, y siguen sin darse cuenta.