Prometió lo imposible en campaña electoral, no por falta de capacidad o ineptitud política, sino porque un Ayuntamiento no tiene competencias en materia de empleo.

Pese a ello, no dudó en intentar captar votos de ciudadanos desesperados ante una de las tasas de desempleo más elevadas de España y, sin tapujos, lanzó a los cuatro vientos frases y lemas al estilo de “voy a ser el alcalde del empleo». Como si la culpa del paro en Sevilla la hubiese tenido el anterior gobierno municipal.

Lo único que puede hacer un alcalde para favorecer el empleo es atraer inversiones que garanticen la creación de puestos de trabajo, de calidad. No consiguió que un grupo inversores judíos realizase un Pabellón Multiusos casi a coste cero para la ciudad, y proyectos como el nuevo Ikea o el Decathlon junto al Estadio de La Cartuja continúan bloqueados y siendo utilizados como arma arrojadiza en su particular cruzada contra la Junta de Andalucía.

El pasado jueves, Zoido anunciaba que “la multinacional Iberphone, líder en su sector, se instalará en #sevillahoy, lo que supondrá la creación de hasta 400 puestos de trabajo”. Hubiera sido muy bonito si no nos encontrásemos ante una empresa que, bajo otra marca comercial -Teleperformance-, lleva años instalada en Sevilla y que hace un año presentó y ejecutó un ERE con doscientas cincuenta víctimas. Mientras, los empleados del Ayuntamiento protestan en las calles por la privatización de servicios públicos y despidos en las empresas ligadas al Consistorio. 

Ésta es la demagogia del empleo, con la que se intenta, sin competencias, captar adeptos y votos de personas desesperadas por la situación actual, ávidas de un sueldo para sacar a los suyos adelante, casi capaces de hacer cualquier cosa por ello.

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