Cuenta la leyenda que Lebrija fue fundada por el mismísimo Baco, el dios romano del vino. Su feligresía, cada vez más extensa por Sevilla, tiene el honor de seguir criando caldos y nombradía a lo largo y ancho de esta tierra. Más allá de Lebrija, que cuenta con la única Denominación de Origen Protegida (DOP) de vinos sevillana, la provincia prestigia sus mejores vinos por los cuatros puntos cardinales: en la Sierra Norte, en el Aljarafe, en la Campiña y en el Bajo Guadalquivir, que son las cuatro comarcas que señala en su catálogo promocional la propia Diputación de Sevilla. Un organismo que no solo apuesta por la promoción de los vinos sevillanos con un premio que ya va por su segunda edición o por una Feria de Vinos y Licores, que recientemente celebró su VIII edición con casi medio centenar de participantes, sino que persigue una marca común o Denominación de Origen que aúne todos estos caldos bajo el contundente nombre de Vinos de Sevilla. En esa tarea no solo trabaja la institución supramunicipal que preside Fernando Rodríguez Villalobos, sino sobre todo las nuevas generaciones de bodegueros que lo han apostado todo por continuar la solera de sus antepasados. El presidente de la Diputación reconoce que “el auge de los vinos sevillanos viene determinado por el impulso de los bodegueros, que han sabido encontrar en la innovación la herramienta para proyectarse y crecer”. En este sentido, más allá de la bodega González Palacios -el buque insignia de la DOP Vino de Calidad de Lebrija, que produce blancos, tintos, generosos, dulces naturales y mistelas-, un ejemplo señero es el de la bodega La Margarita, de Constantina, cuyo vino tinto Cocolubis se ha hecho con el primer galardón en las dos ediciones del premio organizado por Diputación -este año y el pasado. Su nombre es, curiosamente, el de los primeros vinos que durante el Imperio Romano se producían en la Bética y se transportaban en ánforas hasta la mismísima Roma, donde eran muy apreciados. Actualmente, Cocolubis es el mejor vino tinto con envejecimiento en barrica de la provincia de Sevilla. Pero los premios no son azarosos, sino el reconocimiento -y el fruto- a más de veinte años que la familia de Raúl Fernández lleva trabajando en estas tierras que él mismo y sus trabajadores (una decena de personas en época de vendimia) se ocupan de preparar, 32 hectáreas que fue adquiriendo la familia desde que adquirió, en 1995, un antiguo lagar arruinado. Aunque en La Margarita comenzaron con mosto, Fernández compró muy pronto barricas de roble americano, francés y húngaro, y desde hace unos años se empeñaron incluso en la vendimia nocturna, un método ancestral que permite que la uva conserve todas sus propiedades. La Margarita vende sus caldos sobre todo en nuestra provincia, pero también en Madrid o Barcelona. Solo en Sevilla, más de un centenar de gastrobares cuenta ya con vinos de esta marca. No es la única bodega de la Sierra Norte -que llegó a tener en su momento más de 4.000 hectáreas de viñedo-, y no en vano el premio al mejor vino blanco de la primera edición del Premio de Diputación se lo llevó El Mirlo Blanco, de la bodega Tierra Savia, de Alanís y Cazalla de la Sierra, otro enclave fundamental del mapa enológico de la Sierra Norte, a 700 metros de altitud, en pleno corazón de la Sierra Morena sevillana. La bodega Tierra Savia está amparada por la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Vinos de la Tierra de la Sierra Norte de Sevilla, que produce estos vinos tranquilos y ecológicos, cuya uva es recolectada de forma manual. El Parque Natural Sierra Norte de Sevilla, zona declarada como Reserva de la Biosfera, pertenece a la Red Natural 2000, y sus cielos fueron reconocidos hace solo tres años como la mayor Reserva Astronómica Starlight del mundo. La comarca cuenta con una tradición vitivinícola que se remonta a la época del Descubrimiento, pues entonces era la principal exportadora de vino a América. Tierra Savia ofrece visitas guiadas para conocer el proceso de producción y elaboración de sus vinos, realizando didácticos paseos por los viñedos y una visita a la bodega, donde se catan los vinos maridados con unas tapas en una terraza que es un balcón de la sierra.

La tradición del Aljarafe

Más cerca de la capital, hay dos municipios con una centenaria tradición vitivinícola. Uno es Villanueva del Ariscal, cuyas Bodegas Góngora dirigen con orgullo la séptima generación de la familia, dedicada a la elaboración de vinos finos, generosos y brandis. El otro es Umbrete, cuyas Bodegas Salado no solo es un importante referente del enoturismo provincial, sino una de las reconocidas por la Diputación con una mención especial en la última convocatoria de sus Premios. La mención se la llevó el vino blanco Saloma. En ambos pueblos del Aljarafe hay visitas guiadas y otras bodegas para disfrutar el sabor añejo de esa tradición que es ir de mostos en otoño… En Carmona, la finca Los Alcores es destino de multitud de turistas también. Ahí se fabrica la ya célebre ginebra Puerto de Indias. También produce ginebras de sabores, licores y pacharán Destilerías Rigo, en Fuentes de Andalucía. Reglamentada en 2003, la IGP Los Palacios designa los vinos de la zona que abarca los términos municipales de Los Palacios y Villafranca, cuya Cooperativa Las Nieves sigue apostando por la experimentación en dulces, tintos, blancos y vinagres; Utrera, Dos Hermanas y Alcalá de Guadaíra, con vinos elaborados con las variedades blancas de airén, Colombard y Sauvignon Blanc. Todas estas bodegas, con sus caldos, y otras muchas, se presentarán al III Premio Vinos de la Provincia de Sevilla, que se convocará la próxima primavera. El premio, además de una estatuilla, consistirá en la realización de una campaña especial de promoción en jornadas gastronómicas, además de incluirlos en las acciones de promoción que lleva a cabo Turismo de la Provincia. Asimismo, las bodegas que se alcen con la distinción podrán hacer mención del premio en las etiquetas de las botellas de vino que sean de la misma cosecha que la muestra ganadora. También podrán hacer mención del premio obtenido en cualquiera de sus productos, siempre que hagan constar en los mismos el tipo de vino, la añada y número de lote premiado por Prodetur, que adquiere unos 1.500 litros de cada vino premiado. El mayor premio, sin duda, será el reconocimiento de los mejores paladares.

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