Dice el dicho popular que la mejor forma de esconder algo es dejarlo a simple vista. Puede ser que en Sevilla haya ocurrido algo parecido con una de las industrias que más ha paseado a la ciudad fuera de sus antiguas murallas, y no es otra que la industria sombrerera.

El origen del sombrero se remonta al Antiguo Egipto, aunque su forma y uso han ido evolucionando a lo largo del tiempo. Ha sido utilizado por hombres y mujeres para protegerse de las inclemencias meteorológicas, como adorno, por razones rituales o para marcar el estatus social de su portador. En el siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX su uso estaba ya prácticamente extendido en todo el mundo, especialmente en Europa y buena parte del continente americano. Para entonces la industria sombrerera española estaba en pleno apogeo, teniendo a Sevilla como epicentro.

La industria sombrerera española estaba en pleno apogeo, teniendo a Sevilla como epicentro

De Fernández y Roche a Maquedano

En Sevilla, las primeras industrias -pequeñas industrias y talleres artesanales- fueron creándose en la primera mitad del siglo XIX, aunque la modernización de la producción textil no comenzó hasta el último cuarto de dicho siglo (1840-1860). Se adoptó un modelo caracterizado por una gran cantidad de mano de obra barata, con una fuerte dependencia de capital y tecnológica con otras regiones -la hegemonía de la industria textil algodonera la ostentaba Cataluña-, y países -como Inglaterra-, por lo que fue impulsada fundamentalmente por una burguesía comercial oriunda de éstos. La máquina de vapor se incorporó a las fábricas sevillanas en 1837.

En las tres últimas décadas del siglo XX se experimenta un mayor crecimiento industrial, con la incorporación de modernos métodos de producción: la producción en cadena, así como una primera automatización y la electrificación de las fábricas.

Antigua fábrica de Fernández y Rocha / Junta de Andalucía.

Si hablamos de sombreros en Sevilla, es obligado recordar la antigua fábrica de sombreros de fieltro Fernández y Roche alcanzó máxima fama y reconocimiento. Ubicada en un callejón sin salida de la Calle Castellar, en los números 3 y 4 de la calle Heliotropo, fue construida entre 1916 y 1917 por el arquitecto regionalista José Espiau y Muñoz, en el solar de unos antiguos talleres artesanales dedicados a este menester. Su característica chimenea aún hoy es visible desde diferentes puntos del centro histórico de Sevilla.

Fernández y Roche contribuyó a la mejora de la economía urbana y especialmente de esa zona al noroeste del casco antiguo de la ciudad

Fue fundada en Sevilla en 1885 por los sevillanos Antonio Fernández Caro y Antonio Roche Verdugo, en un taller de la cercana calle Maravillas. Tenía el despacho en el barrio de San Luis, en la calle Castellar, 57 -antigua vivienda de los propietarios- y talleres en las calles Heliotropo 4 y 5, y Maravillas 17-19. Con unas instalaciones de 4.000 metros cuadrados y más de quinientos trabajadores a su cargo, en su mayoría mujeres, contaba con la más moderna tecnología para la producción y manufactura, especialmente destinada al mercado nacional, de todo tipo de sombreros y mascotas, de ala ancha, como el sombrero flexible o “souple” de estilo italiano y el “imper” de estilo inglés. Buena parte de estos obreros vivían cerca de la fábrica, contribuyendo con ello a la mejora de la economía urbana y especialmente de esa zona al noroeste del casco antiguo de la ciudad.

Publicidad  de Fernández y Roche en el Siglo XIX / Fernández y Roche

A principios del siglo XX la empresa fue incorporándose al mercado internacional y comenzó con las exportaciones a otros países, como México, Argentina, Turquía…, llegando a contar con un pabellón y recibir el premio extraordinario en la Exposición Iberoamericana de 1929, que tanto impulso industrial trajo a la capital hispalense.

La actual empresa ISESA es el resultado de la fusión en 1930 de cuatro empresas españolas de sombrerería: sombreros Fernández y Roche, Sucesores de C.L. Palarea, Industria Sombrerera y la barcelonesa Hijos de Jorge Graells Llansana. Todas ellas fabricaban, al contrario de lo que ocurre hoy con las pocas fábricas de sombreros que todavía existen, el ciclo completo del sombrero de fieltro, es decir, elaboraban el pelo de conejo y liebre (materia prima del fieltro), fabricaban el fieltro (materia prima del sombrero) y hacían el sombrero final. Además, es importante recordar que en Fernández y Roche por aquel entonces se fabricaban sombreros de paja, canotiers, práctica hoy retomada.

En 1954 la fábrica de la calle Arroyo cerró, centralizándose toda la producción en la de la calle Castellar, donde quedó establecido el domicilio social. En 1962 la catalana se trasladó a la zona franca, donde permaneció hasta su cierre en 2003. Las instalaciones de la calle Castellar, finalmente cerraron en el año 2005, trasladándose sus actividades a otras más espaciosas en el polígono industrial Los Llanos, en Salteras (Sevilla), donde a fecha de hoy continúan. Posteriormente las instalaciones del centro fueron ocupadas y en la actualidad el edificio, de singular valor histórico y patrimonial, está en estado de abandono.

El edificio de Fernández y Roche en el centro, de singular valor histórico y patrimonial, está en estado de abandono

A día de hoy, la empresa de Salteras sigue fiel al proceso de producción tradicional, dedicándose a la elaboración de sombreros de alta calidad, siendo la única en nuestro país y de las pocas que quedan en el mundo que se dedica al proceso completo de elaboración de sombreros.

Al igual que hablar de Fernández y Rocha es esencial para comprender el inicio de la actividad industrial sombrerera en Sevilla, es obligado hablar de Maquedano.

Vista de la fachada exterior de Maquedano / Flickr.

Fundada en 1896, Maquedano fue la primera sombrerería de Sevilla y continúa siendo una tienda icónica en la ciudad. Su tienda modernista de la calle Sierpes no ha cambiado desde su apertura en 1908, donde todavía se conserva la disposición original con escalera de caracol y techos altos con molduras. No hay mostrador, solo hay espacio para dos sillas, un gran espejo y centenares de las características cajas Maquedano apiladas.

Maquedano fue la primera sombrerería de Sevilla y continúa siendo una tienda icónica en la ciudad

Al frente del negocio están Cristina Menéndez, ahijada de Federico Cárdenas, uno de los fundadores, y su hija Cristina Vega, que a pesar de haber estudiado Filología Francesa quiere continuar con el legado familiar.

La Sombrerería Maquedano en su interior / Guía Repsol.

La exportación para sobrevivir

Hasta la década de 1980, la mayor parte de los envíos al exterior eran fieltros en bruto como materia prima para la posterior elaboración de sombreros. A partir de entonces se incrementaron las exportaciones de sombreros a las comunidades judías de todo el mundo -su principal cliente es la ortodoxa de Nueva York-. También surten de sus productos a militares, compañías aéreas, a la aristocracia británica, etc. Más del 70% de sus ventas se exportan a países como Colombia, Estados Unidos, Francia, Israel o Japón.

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Periodista 'todoterreno'. Enamorado del balompié y de sus variantes. Apasionado por conocer. 'El fútbol es la cosa más importante de las menos importantes'. Arrigo Sacchi.