Desde el comienzo, el Barça demostró sus maneras de campeón/Reuters

Cualquiera hubiese firmado los resultados anteriores de 4 a 0, visto lo visto. Fueron 5, una manita en la que Messi, Villa (el que no marcaba) y Dani Alves hicieron sangría de un Sevilla muy, muy pobre.

Sara Domínguez. El partido comenzó repitiendo guión. El once de gala del Barça se pasaba el balón cómodamente, a lo suyo. Al aproximarse al área, subía el ritmo. Cuando un jugador sevillista cortaba sus jugadas, la imprecisión era la nota predominante en los de Nervión, y la melodía culé empezaba de nuevo. Tócala otra vez, Sam.

A los cinco minutos, Messi ya advertía de que no iba a hacer ninguna concesión, y ponía el uno a cero en el marcador. Comenzaba la cuesta arriba del Sevilla, que tuvo algunas ocasiones que no pudo aprovechar. Faltó, una vez más, efectividad, y contra el Barça eso se paga caro.

Unos minutos después, Villa hacía el segundo (golazo) desde el lateral derecho, con un tiro, filigrana del asturiano, casi imposible para Varas. Al filo del descanso, Turienzo Álvarez mandó a Konko a las duchas con la segunda amarilla. El árbitro tampoco ayudó.

A partir de ahí, ridículo. El Sevilla fue prácticamente un ‘sparring’ del Barça. El siguiente en apuntarse al festín fue el ex de Nervión, Dani Alves, después de un error garrafal de Romaric. Nada, que como el costamarfileño ha tardado en aparecer, no le ha dado tiempo de enterarse aún de que Dani ya no juega en su equipo. Era el 3 a 0. Después Messi y, ya en la prolongación, Villa de nuevo. Un partido larguísimo.

Si se puede sacar alguna lectura positiva del encuentro es que, por lo menos, el Barça ya ha pasado. El Sevilla, con tiempo para reflexiones, debe concentrarse ahora en Europa League y en el Valencia, y olvidar cuanto antes el Camp Nou. Además, queda menos para las recuperaciones de Navas y Palop.

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