La destitución de Álvarez, como ya fue la de Jiménez, es injusta/sevillafc

La destitución de Antonio Álvarez no es más que la crónica de una muerte anunciada. Desde que Manolo Jiménez se fue injustamente del club, nadie veía con buenos ojos la llegada de otro entrenador de la cantera ya que, si a Jiménez se le pidió tanto, a su sucesor se le exigiría aún más.Y así ha sido.

Ángel Espínola. El presidente Del Nido y su junta directiva decidieron probar con el marchenero y mantenerlo en el inicio de esta temporada, como un ejemplo de que el Sevilla confía en hombres de la casa y de que no necesita salir al mercado de afuera para triunfar. Sin embargo, desde hace unos años, el equipo se nutre a base de fichajes, la mayoría de  ellos extranjeros y cada vez menos de la tan afamada cantera rojiblanca. Estrellas en ciernes como Armenteros, Alfaro, David Prieto, Lolo, Juanjo o Cala, no han tenido refugio en un equipo de «cantera». Sí la tuvo Perotti, que no salió de la cantera, sino de un fichaje del Sevilla Atlético cuando ya era un futbolista curtido.

Con la destitución de Álvarez, el Sevilla reconoce el error que cometió hace meses cuando debió apostar fuerte por Manzano, y la poca confianza que realmente muestra por los técnicos que vienen desde abajo y se sienten agradecidos por entrenar al equipo de sus amores. A Juande Ramos le hubieran perdonado un inicio liguero mucho más catastrófico que el de esta 2010/2011.

Ahora, Manazano se encuentra con un equipo sumido en una dinámica de decadencia, y sin tiempo para preparar la temporada como necesita un equipo de tan altas miras como tiene el Sevilla últimamente para lograr su objetivos y agradar a una afición acostumbrada a ganar, que cada vez exige más y da menos a los suyos.

La solución, como en el 90% de los casos, no viene por destituir al entrenador, que se va con la cabeza gacha y por la puerta de atrás, sino expulsar del club a los responsables de una planificación deportiva tan desastrosa como la que ha tenido el Sevilla esta temporada. Las cabezas han de rodar desde arriba y no desde abajo. Por poner un ejemplo,  más culpa tiene el endiosaso Monchi de la actual situación del Sevilla -que,no nos engañemos, tampoco es tan mala como dicen- que el humilde pero falto de talento Antonio Álvarez. El futuro dará la razón a unos y la quitará a otros.

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