El Sevilla no ha mostrado la actitud de los últimos encuentros y no consigue el tercer triunfo seguido. Los de Nervión no han buscado en ningún momento el partido, apenas si han atacado y la defensa ha sido un coladero. Al final, el Valladolid lo ha aprovechado y ha terminado venciendo por dos goles a uno.
Pedro J. Rojí. El Sevilla no da las garantías ofrecidas en los dos últimos encuentros ante el CD Tenerife y el Málaga CF. En su viaje a Zorrilla, el Sevilla parece haber perdido la chispa que últimamente parecía venir mostrando. El equipo ha salido dormido y ha sido el Valaldolid el encargado de controlar el encuentro desde el primer minuto.
Con este dominio inicial de los pucelanos, el Sevilla se amilanó y no atacaba a penas en el primer tiempo. El Valladolid, por su parte, se aprovechó de un centro del campo inexistente del Sevilla para hilvanar sus jugadas. Por el centro, pero sobre todo por las bandas comenzaron a entrar los puecelanos en área sevillista con bastante peligro.
Mirando las estadísticas, el Sevilla sólo había realizado un disparo en toda la primera mitad; y entonces, en pleno auge de la empanada nervionense, Diego Costa se escabulle de la defensa con un balón en largo y coloca el 1-0 en el marcador del Zorrilla en el 41′. La afición estaba más entregada que nunca y el conjunto vallisoletano jugaba de lo lindo. Los equipos se fueron a los vestuarios con sensaciones muy distintas.
En la segunda parte, el Sevilla parecía tener otra actitud, mostraba ganas y fuerza. Los de Álvarez presionaban, subían al apoyo por las bandas y, por primera vez, conseguían trazar jugadas con cierta lógica y con toque. Sin embargo, otro despiste monumental de la defensa, muy espesa durante todo el encuentro, propicia el 2-0 de Manucho a pase de Diego Costa, el mejor del partido.
El Sevilla parecía deshauciado, sin sangre en las venas. Y entonces, tuvo que ser de nuevo un hombre de la casa, Juan Cala, quien despertara al equipo. Corría el minuto 83 de partido, sin tiempo aparente para remontar, pero no lo vio así el lateral diestro del Sevilla quien enganchó un balón muerto en la frontal del área para clavarla en la escuadra izquierda de Jacobo. Un verdadero golazo.
Con 7 minutos más los cuatro finalmente añadidos para el final del choque, el Sevilla lo siguió intentando con más frecuencia cada vez y, sorprendentemente, con cierto peligro. Al final, 2-1 en el marcador y dos impresiones bien distintas: un Valladolid satisfecho por el buen juego del equipo y por la primera victoria de Clemente en el banquillo de Pucela. La afición agradeció su buena actitud al equipo durante todo el partido con sus cánticos. Y en contraposición encontramos un Sevilla derrotado en el marcador y en espíritu, por no haber vuelto a los buenos tiempos, cuando el equipo conseguía enlazar, al menos, tres victorias seguidas