Terminó sin goles el encuentro en el Sánchez Pizjuán, con un Sevilla dominando la primera mitad. El reparto de puntos no cae bien a ninguno de los dos equipos, que no consiguen acercarse a sus objetivos.
Sara Domínguez. El Sevilla no logra aproximarse a la ansiada posición que le daría el pase directo a Champions. El conjunto hispalense no pudo esta tarde con un Athletic en un partido que, viendo el dominio de la primera mitad, hacía tener buenos presagios. Sin contar con la acción que protagonizó Acosta al comenzar el partido, que, solo ante el portero, se enreda y no consigue hacer nada, hubo ocasiones claras con Perotti o Romaric como protagonistas, que terminaron en los guantes de un gran Gorka Iraizoz.
Por su parte, aunque intentándolo, no estuvo fino (una vez más) el costamarfileño, que ya tiene acostumbrada a la afición a su, por decir mucho, aprobado raspado y gracias. El Sevilla, sin mucho despeine, manejaba, dejando a un pobre Athletic ser peligroso en tan solo una jugada.
Tras la reanudación, tampoco llegó el gol para los sevillistas. Es más, a los cinco minutos, algo hace pensar que los de Caparrós habían despertado. Fue una gran jugada de De Marcos, que se lleva el balón a toda velocidad por la banda para, finalmente, dejarla atrás para un Fernando Llorente que envía la pelota fuera.
El temor se terminó de meter en el cuerpo de una afición que vio como, dos minutos después, Romaric era expulsado en una acción desafortunada a un metro escaso del área. Fue Palop quien se encargó, por dos veces, de que el partido no se decidiese justo en ese momento.
Pese a todo, los de Jiménez siguieron intentándolo en un partido que, unos con once y otros con diez, se quedó igualado. A destacar en la recta final el debut en el primer equipo de Rodri, en lo que sigue siendo la apuesta de Jiménez por la cantera nervionense. Al margen de eso, las múltiples llegadas al área de uno y otro equipo se quedaron en nada en lo que ya era un empate que, si bien es justo, en nada beneficia a ninguno de los dos equipos.