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Jorge Sampaoli rompió todos los pronósticos dándole la titularidad al brasileño y el ex del Sao Paulo dio color y goles a un claro triunfo que debió haber acabado en goleada.

El Sevilla comenzó muy fuerte. Pronto Iborra envió un remate al larguero. Los nervionenses apretaban con ahínco en la presión ante un Granada sobrepasado que en sólo tres minutos cedió su primer gol. Ganso hizo buena con un un remate de izquierda una gran jugada de Jovetic y puso el partido en suerte para que a partir de ahí todo fuera jugar casi a placer. De ahí al descanso el Sevilla fue dueño y señor, Correa, Jovetic, al que le anularon un gol legal, y Ganso pudieron ampliar diferencias, pero entre la falta de acierto y la buena actuación de Ochoa no se movió el marcador.

En la reanudación el Sevilla resolvió por la vía rápida, de nuevo con Ganso como protagonista. Nada más salir de los vestuarios el brasileño, esta vez con la derecha, aprovechó un balón de oro de  Sarabia para hacer el 2-0. Tremendo lo del brasileño, que no solo marcaba sino que además generaba juego interior y daba color a todo lo que pasaba por sus botas, siendo incluso ovacionado por el Sánchez-Pizjuán. Ganso hasta se puso para el hat trick, pero Ochoa estaba inmenso. Correa hizo el 3-0, pero otra vez se anuló de forma errónea el tanto a los de Sampaoli. Ocasiones hubo muchas y de todos los colores, luciéndose Ochoa con una amalgama de paradas salvadoras que evitaron una clara goleada.

Pudo y debió haber ganado con un marcador mucho más abultado, pero con independencia de la renta, lo destacable fue la autoridad con la que el Sevilla se impuso ante un rival que estuvo sometido de principio a fin. La dinámica ha cambiado, el Sevilla vuelve a ganar con rotundidad, gustando y convenciendo, aún le falta apuntalar la pegada, pero la línea ascendente asienta al equipo en la cuarta plaza y le hace tomar moral para las cinco finales que quedan para ilusionarse por la tercera posición. Sí, era el Granada, pero el Sporting también vino en descenso y el 0-0 fue imposible de romperlo. La tendencia ha cambiado y el Sevilla potente de la primera vuelta parece que asoma de nuevo la cabeza.

El fútbol da lustre a historias sobre el papel disparatadas que sin embargo cobran sentido en el césped con un balón de por medio. Esta noche la gran sorpresa era la titularidad de Paulo Henrique Ganso, que no jugaba en competición desde primeros de enero y en Liga desde noviembre… Era de enfermería o puerta grande y fue lo segundo, porque Ganso, Ganso tenía que ser,  fue el jugador decisivo del encuentro, logrando los dos goles de un triunfo mucho más categórico en el juego que en el marcador.

Este Sevilla-Granada quedará para el recuerdo como el partido de Ganso. El Sevilla afrontaba uno de esos encuentros trampa que a priori se dan por ganados pero que este año en casa se le han atragantado. Tras los empates de Leganés y Sporting era cuanto menos lógico afrontar con cautela la visita granadina, teniendo en cuenta además de que el margen de error es mínimo y que el objetivo de la Liga de Campeones pasa inevitablemente por ganar todos los partidos de casa.

Por eso llamó tanto la atención en el comienzo que Jorge Sampaoli se la jugara con Ganso, prácticamente inadvertido en lo que va de 2017. Pero el brasileño, que formaba en el centro del campo junto a Iborra y Nzonzi, no tardó en darle cariño al cuero y dar pistas de que ésta iba a ser su primera gran noche como sevillista.