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Cuentan las lenguas antiguas, que hay un animal que reina en Europa por encima de todos. Un león sin melena pero con las garras bien afiladas. Que pega zarpazos a diestro y siniestro arañando diamantes por las praderas de césped de medio mundo.

Así es Ramón Rodríguez Verdejo ‘Monchi’, un corazón que late gritando SEVILLA.

Pitido final en Saint Jakob Park, Basilea. Tu Sevilla es Pentacampeón de la UEFA Europa League. Tres consecutivas. Historia. Leyenda. Mito. Ahí está él. Monchi busca con un brillo especial en su mirada a su hijo Alejandro, en la grada, como fiel guardián de Nervión. Puño en alto y conciencia tranquila. La conciencia de saber que más allá de errores o aciertos en sus decisiones deportivas, se ha dejado la piel por unos colores, el blanco y el rojo.

Julio Baptista, Daniel Alves, Adriano, Renato, Luis Fabiano, Poulsen, Negredo, Rakitic, Carlos Bacca, Andrés Palop, David Castedo, Javi Navarro, Martí, Maresca, Pablo Alfaro, Kanouté, Vitolo, Gameiro, Banega y tantos otros que me quedan en el borrador de estas líneas. Todos han ido aportando su granito de arenas para hacer más grande aún si cabe a un hombre que lo es todo en el Sevilla FC.

Porque Monchi es Sevilla y Sevilla es Monchi. ¡Qué amargas lágrimas derramabas en aquellos descensos, Ramón! ¡Qué dulces son las que ahora saboreas con cada victoria! Una personalidad forjada a base de puñetazos sobre la mesa. Él también es de los que nunca se rinden, de los que nunca fallan, de los que siempre están.

Con la explosión de júbilo que nos inyectó nuestro Sevilla el miércoles aún sin digerir, toca sacar otra vez la camiseta de campeón para plantarle cara al que maldicen mejor equipo del mundo –no hace falta que te diga qué equivocados están con esa afirmación–. Domingo 21 de mayo de 2016. Estadio Vicente Calderón. Madrid. Y ahí seguirás estando tú, Monchi. Solo me queda darte las gracias, porque sé que todo esto que vivo, en gran parte es por ti.

Decía Jesús Gómez, jefe de prensa del Sevilla Fútbol Club, que ni en 200 vidas que tuviera, podría devolverle al Sevilla todo lo que le ha dado. Me sumo a su afirmación y la extiendo a Monchi, que nunca podré agradecerle lo suficiente cada segundo de su vida dedicado a los de ‘colorao’.

Así nos plantamos en otra final, y las que quedan. Dieciséis en una década. Sí, has leído bien. Nada más y nada menos que 16 puñeteras finales en diez años. Toca seguir disfrutando y dejándose la garganta por nuestro Sevilla. Una familia rojiblanca del Sánchez-Pizjuán que invadirá la capital del reino una vez más.

Sabes que nos vamos a levantar siempre que caigamos. Lo sabes porque tú darás tu brazo para que así sea. Porque siempre prestarás tu aliento. Da igual el rival que se ponga por delante. Hincará la rodilla. Da igual la afición que nos rete. Morderá el polvo. Porque muchos no comprenden que el sentimiento sevillista, nunca puede perder. Siempre y solo Sevilla Fútbol Club.

Los leones también lloran. Pero desde hace diez años, nuestro ‘León’ solo llora de alegría.