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Proeza, épica, casta. Cualquier adjetivo se queda corto para definir el recorrido del Sevilla en la Europa League, que se hace con su tercera UEFA Europa League consecutiva, demostrando, una vez más, que el equipo nunca se rinde.

Basilea es blanquirroja, no cabe ninguna duda, y es que el Sevilla ha conseguido su quinta copa de la Europa League entrando (una vez más) en los anales de la historia del fútbol europeo. Coke, con los dos goles que supusieron la remontada (1-3), hizo reaccionar a un Sevilla dormido en el primer tiempo y triunfador en el segundo que superó al Liverpool y se proclamó pentacampeón de la Liga Europa en la ciudad suiza.

Incomparable la historia sevillista en este torneo, pues en una década ha llegado a cinco finales y las cinco las ha ganado, en esta ocasión ante un rival de mucho renombre, el Liverpool, que tenía la oportunidad de igualar al club de Nervión con cuatro títulos en esta competición pero que se vio desbordado por una gran segunda parte de los hombres de Emery.

Desde el comienzo del partido se palpabla que era una final, que todo estaba muy trabajado en los dos equipos para cometer el mínimo de errores y sorprender cuando el rival los tuviera. Comenzó bien el conjunto hispalense que adelantó sus líneas viéndose cómodo en el terreno de juego. Sin embargo, la primera llegada la tuvo el conjunto dirigido por Jürgen, con un remate desde lejos de Emre Can sin problemas para David Soria.

Más envenenado estuvo el cabezazo de Sturridge que se encontró con Carriço para despejar el balón cuando se colaba. Poco después, los ingleses pidieron un penalti de Carriço por mano. Los sevillanos mostraron signos de debilidad y ni los mejores hombres del encuentro, Banega y Gameiro, pudieron reenganchar al equipo.

De esta forma, Sturridge, atento a lo que le ofrecían su compañeros, enganchó el balón de una manera espectacular y logró el 1-0 a los 35 minutos. Tras esto, el Sevilla lo mejor que pudo hacer fue esperar con ansias el descanso, porque el equipo de Emery se descontroló por completo. Pero Emery realizó su magia tras el paso por los vestuarios, tras el arranque de la segunda parte y antes de que se cumpliera el primer minuto, Mariano sorprendió a Alberto Moreno y centró para que Gameiro empatara el encuentro.

Se vino arriba el Sevilla que no paró de asediar a su rival que, poco a poco, empequeñeció ante el campeón. Los papeles cambiaron, los ingleses pasaron por sus peores momentos ante un rival que tuvo mas el balón y lo jugó con criterio. De nuevo, Gameiro envenenaba el área rival y no marcó de milagro al cuarto de hora gracias a una gran intervención de Mignolet. Esto fue una señal de lo que ocurriría después, cuando Coke, tras una preciosa triangulación que inició Vitolo, remató y batió sin problemas al portero rival adelantando a los sevillistas.

Fue entonces cuando salió el espíritu europeo del Sevilla, si existe alguna verdad absoluta es que el conjunto nervionense siente y vive esta competición como ninguna. Salió el instinto y, de nuevo Coke, dejó bocabiertos a propios y ajenos con el tercer tanto a los 70 minutos.

El resto es historia. Y para historia la que el Sevilla ha escrito ese 18 de mayo en Basilea. Ahora toca Madrid.

Licenciada en Periodismo por la US. Sus primeros pasos fueron como reportera y locutora para los informativos locales. En prensa escrita sus informaciones se han seguido en Estadio Deportivo y en ElDeporteFemenino.com....