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El Sevilla FC despidió la Liga con derrota, la tercera consecutiva, transmitiendo sensaciones similares a la de los dos últimos choques ligueros, con menos revoluciones que su rival.

Con el objetivo asegurado y dos finales en el horizonte, el campeonato de Liga se le ha hecho demasiado largo a los hombres de Unai Emery, que en San Mamés perecieron por su falta de intensidad en los primeros compases, aunque tampoco ayudó una inexplicable expulsión de Kolo cuando el conjunto nervionense había recortado distancias por mediación de Juan Muñoz y parecía que podía discutir el resultado al Athletic.

En realidad el Sevilla, con un once de nuevo con muchos canteranos, salió enchufado y se puso de gol muy pronto, con una clara ocasión en la que Gorka le ganó la partida a Vicente Iborra, que esta tarde jugó de mediapunta, quedando Juan Muñoz en solitario en punta de lanza. Sin embargo, la ocasión del valenciano fue un espejismo, porque el Athletic, que tenía en juego ni más ni menos que la quinta plaza, no tardó en marcar la pauta y ponerse pronto por delante. Y fue más por demérito sevillista que acierto local. Sacando la pelota Nzonzi dio un pase demasiado comprometido a Cristóforo, que recibió de espaldas y tocó para un contrario, acabando todo este desaguisado con gol de Aduriz.

Tras el primer gol del Athletic el Sevilla se difuminó y aportó muy poco. Aduriz ahondó un poco más en la herida, haciendo el segundo con la media hora cumplida, tras aprovechar una nueva concesión de la retaguardia nervionense.

En la segunda mitad el equipo, con Krychowiak por Nzonzi y Carriço por Rami, seguramente buscando repartir minutos y ritmo competitivo, el equipo mejoró, tomó la iniciativa y se mostró con más confianza a la hora de sortear la aguda presión blbaina. Con 35 minutos por delante, Juan Muñoz recortó distancias, finalizando una gran jugada colectiva, que comenzó con una imponente prolongación de Iborra en la divisoria, continuó con una rápida cabalgada de Konoplyanka por la izquierda, un hábil desmarque de Curro Sánchez y un pase certero para que Muñoz fulminara a Gorka. Con este tanto el Sevilla se metía de lleno en el partido, pero cuando mejor pintaba la cosa, Álvarez Izquierdo, que ya había expulsado en la primera mitad a Coke por protestar desde el banquillo, se eirigió en protagonista, echando por roja directa a Kolo por recriminarle el francés que no señalara una falta que cometió sobre él Raúl García.

Con uno menos la historia termino para el Sevilla, incapaz de sobreponerse al acoso del Athletic en la salida del cuero. El Athletic, mucho más entero en lo físico, dominó a placer en superioridad y de hecho hizo un gol más, Raúl García mediante. Pero el Sevilla ya no estaba en el encuentro, su mente en esos momentos definitivamente estaba puesta en Basilea y en lo muchísimo que hay en juego ante el Liverpool.Tal vez se pudo hacer más en San Mamés, pero donde hay que hacer lo posible y lo imposible es en el Saint Jakob Stadium. Ahí se dispara con pólvora y no con balas de fogueo.