Trece meses antes de su suicidio, el artista Vincent van Gogh pintó la vista que le ofrecía la ventana de su cuarto en el hospital de Saint-Rémy-de-Provence, una dulce noche repleta de estrellas.

Para tal obra de arte, el pintor holandés utilizó óleo humedecido y pinceles finos. Cuando te plantas delante de este cuadro, el reloj se para. Disfrutas, sonríes, te embelesas. Piénsalo, a ti también te gustan las noches estrelladas, ¿verdad? Yo, como sevillista, tengo una noche que brilla por encima del resto. Esa de los jueves de competición europea en los que los de ‘colorao’ saltan al césped del Ramón Sánchez-Pizjuán a defender el nombre de esta bendita ciudad por Europa. ¡Cuánto te queremos, Liga Europa!

Hoy es jueves. Te has levantado de la cama de un salto y tu cabeza solo ha pensado en una cosa: ganar. Vas al trabajo, a la universidad o al colegio, y en tu camino sonríes al darte cuenta de que tu boca no para de tararear el celebérrimo himno mamado por Javier Labandón, ‘El Arrebato’. Cuentan las lenguas antiguas, que el Sevilla Fútbol Club es tetracampeón de la Liga Europa. Ni una, ni dos, ni tres, hasta cuatros veces ha resonado el nombre de este equipo en lo más alto del podio de una copa que nos corresponde por derecho. Ahora te preguntas, ¿otra vez? ¡Sí, otra vez! –que diría el presidente de la entidad, Don José Castró–. Todos y cada uno de nosotros tenemos una cosa en mente, hay que pasar como sea. Hay que estar en el sorteo de los cuartos de final de la Liga Europa el viernes al mediodía. Hay que vivir otra noche llena de estrellas en Nervión.

No, no va a ser tarea sencilla. Enfrente tendremos delante a un equipo repleto de ilusión. Un FC Basel 1893 que sueña con eliminar al vigente campeón y escribir con letras doradas su nombre como vencedor en la final que se disputará el 18 de mayo de 2016 en su casa, St. Jakob Park. Allí empezó esta eliminatoria para el Sevilla. Empate a nada en la ida. Flojo encuentro de los alineados por el alineador, Unai Emery, que no supieron dar el do de pecho ante los suizos. No nos confiemos, el Basilea viene con todo, dispuesto a sorprender. Un equipo bien formado, con una excelsa trayectoria europea en los últimos años. Que ha sido capaz de eliminar a los del “You’ll Never Walk Alone” y de poner en un apuro a los murciélagos de Mestalla.

Que el sueño siga su rumbo. Sin desvíos, ni parones

Si el Sevilla sale como debe, no hay que temer. Nervión es mucho Nervión y su racha victoriosa va camino de convertirse en legendaria. No es casualidad. Cuando 40.000 gargantas blanquirrojas se pongan a insuflar aire, el tornado provocado arrasará a cuanto suizo se ponga por delante. No hay que pensar ni por un solo segundo que el resultado no va a ser positivo. Optimista, siempre. Confiado, nunca. La afición no va a fallar. La plantilla tampoco lo hará, seguro. Posiblemente será un partido difícil. Tendremos que sufrir. Juntos, como siempre. Aquí estamos contigo, Sevilla. No importan las bajas. Ni Nzonzi, ni Konoplyanka, ni Kryhowiak, con casi toda seguridad. No estarán algunos pilares sobre el césped, pero estarán otras grandes glorias que parecen haber nacidos para este tipo de luchas.

Somos los reyes de esta competición. Reyes en Europa. Noche de Reyes, de José Antonio Reyes. Que el sueño siga su rumbo. Sin desvíos, ni parones. Que el idilio continúe. Que la noche esté llena de estrellas. Que Nervión brille. Que el Sánchez-Pizjuán se llene de banderas y que el tren del Sevilla en Europa no se pare, que llegué hasta Basilea.