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El Sevilla abrió pronto el marcador, pero le costó lograr una renta mayor por su falta de tino en el segundo acto ante Raúl Fernández. Encontró premio a su constancia en ataque en el descuento.

El Sevilla FC logró una trabajada victoria ante un Mirandés que como era de esperar disputó cada balón como si fuera el último y no lo puso nada fácil. Le costó mucho a los nervionenses abrir brecha y lograr una renta que sin ser definitiva sí permite viajar a Miranda con cierta seguridad.

El gran responsable fue Raúl Fernández, que bajo de palos, brindó un auténtico recital de reflejos y anticipación, frenando una y otra vez las intentonas locales. Pero el Sevilla, si algo bueno tuvo esta noche, fue perseverancia en el segundo tiempo para ir a por el segundo. Se armó de paciencia y cargó con persistencia para lograr el premio del segundo gol en pleno descuento.

En unos cuartos de final de Copa del Rey nadie regala caramelos. Quien pudiera pensar que el Mirandés, por el hecho de ser de Segunda División, pisaba Nervión para intercambiar camisetas y poner la alfombra roja se equivocaba. El Mirandés, de hecho, no tardó demasiado tiempo en demostrar que no estaba dispuesto a arrugarse. Presionando muy arriba, los castellanos dificultaban mucho la salida de balón de un Sevilla que jugaba con un once repleto de rotaciones, parecido al que se alineó ante el Betis, aunque con Gameiro en punta y David Soria en la portería.

Dentro de la espesura colectiva, el que más claro veía el fútbol era Reyes, que se echó al equipo a sus espaldas y que, de hecho, en una de sus clásicas arrancadas por dentro provocó una falta en el minuto 20 de la que vino el primer gol. Carriço bota el golpe franco, barullo mayúsculo en el área y el balón le llega a N’Zonzi, que se la acomoda y fusila con destreza en el área chica.

Se podría pensar que con el gol del Sevilla el Mirandés podría venirse abajo, pero no, nada de eso. El equipo de Carlos Terrazas plantó cara y de hecho en el minuto 28 Sangalli estrelló un remate al palo, provocando más de un sobresalto. El Mirandés continuaba presionando en campo sevillista y el choque se libraba con mucho físico. Así con todo, antes del descanso, una buena jugada por la izquierda acababa con doble ocasión de Gameiro, que detuvo Raúl Fernández, y Krohn-Dehli, que yerró con la portería vacía.

En la reanudación el Sevilla, siempre de la mano de Reyes, que con un caño levantó al público de sus asientos, dio un paso adelante, en parte porque el Mirandés no mordía de la misma forma, víctima de los primeros síntomas de cansancio. Las ocasiones comenzaron a caer en cascada, pero el segundo se resistía, sobre todo por Raúl Fernández vivía su particular noche de gloria. Emery movió el equipo, sacando a Banega, que impuso un punto más de criterio a la hora de administrar el balón, así como a Vitolo, cuyos demarrajes rompían claramente a los visitantes.

El partido estaba para el 2-0. Gameiro y Krohn-Dehli las tenían muy claras, pero una y otra vez Raúl Fernández hacía de las suyas. Lo mejor del Sevilla era su tenacidad para lograr una renta mayor, intentándolo hasta el final. Y la recompensa llegó en pleno descuento, con una maravilla de cambio de juego de Banega, que partió a la defensa del Mirandés, continuada por centro de Mariano, que Krohn-Dehli, llegando in extremis convirtió en pase de gol para que Vitolo sólo tuviera que empujarla. El tanto del canario daba tranquilidad, a la eliminatoria e impartía justicia en un partido que sin dejar visto para sentencia el pase a semifinales, lo deja cerca.

Crónica facilitada por el Sevilla FC.