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El Sevilla FC logró un trabajado punto en Riazor, en un partido en el que casi siempre llevó la batuta, pero que como en la mayoría de sus salidas comenzó perdiendo.

Lo mejor fue que pese a que los locales asestaron el primer golpe, el equipo nervionense fue siempre al frente, sin tener la lucidez suficiente para hacer daño de verdad, pero con mucha voluntad. Y a base de eso, de voluntad e insistencia logró un merecido empate, que pudo haber sido victoria si hubiera traducido su dominio en ocasiones. Sobra con decir que tuvo el 56 por ciento de la posesión, pero apenas tiró dos veces entre lo tres palos, lo que evidencia la poca claridad que tuvieron los hombres de Unai Emery cuando pisaban área..

Sin ser lo deseable, porque el Sevilla necesita una victoria cuanto antes fuera de casa, lo cierto es que a un empate en Riazor, ante un Deportivo en forma hay que darle su valor. Sobre todo teniendo en cuenta que el Dépor salió mejor, con una marcha más y generando peligro muy pronto. Sergio Rico salvó antes de que se cumpliera el primer cuarto de hora un mano a mano ante Lucas Pérez, pero nada pudo hacer ante una falta ejecutada por el enrachado delantero, que supuso el 1-0 cuando se llegaba al ecuador del primer acto.

Hasta que el Deportivo no se puso por delante el Sevilla no despertó. El equipo fue de menos a más, aunque su desempeño en el primer tiempo fue insípido, porque aunque llegaba con frecuencia se mostraba incapaz de desbordar cuando llegaba a balcón del área, si bien Gameiro y Konoplyanka tuvieron dos buenas ocasiones, en las que sin embargo remataron muy forzados.

Como en esas dos oportunidades, lo cierto es que todo sucedía de forma trabada. El Sevilla no estaba fino, porque sobre todo el Deportivo se mostraba muy sólido en defensa. En la reanudación la tónica no cambiaba. El Sevilla llegaba pero no encontraba la precisión en el último pase. Todo sucedía demasiado acelerado y cuando el equipo amagaba con caerse Krychowiak, colosal como siempre, aguantaba el tipo. Unai buscó dar nuevo aire al ataque, sacando a Llorente y a Reyes por Vitolo y Konoplyanka. Los cambios dieron más control, porque Reyes imprimía la pausa necesaria y Llorente daba mucho respiro, permitía a Gameiro caer a banda y dejaba pelotas con verdadero peligro.

Sin embargo, el partido entraba en su recta final sin que llegaran ocasiones significativas, ya con Iborra en el campo por N´Zonzi. El Sevilla atacaba, pero la fluidez seguía sin aparecer. El hecho de que cumplidos 75 minutos sólo hubiera realizado un disparo a puerta, de remate lejano de Krychowiak, dejaba clara la poca pericia en los metros finales de los nervionenses. Tanta frustración la dinamitó una genialidad de Llorente, que hizo justicia con el esfuerzo que estaban realizando los visitantes.

El riojano le regaló a Iborra el empate con una espectacular dejada con el pecho, tras un centro desde la derecha de Mariano. Con 14 minutos por delante el Sevilla creyó en culminar la remontada, pero el Deportivo, que una vez que se puso en ventaja se dedicó a esperar sin más, también se fue arriba. El partido acabó con los dos equipos amenazantes y muy disputado. Pero ni en uno ni en otro bando había claridad para desequilibrar unas tablas que en cierta medida repartieron méritos.

El Sevilla no hizo un buen partido, sobre todo porque de nuevo salió aletargado y concedió lo que no debe a su rival, pero luego lo intentó siempre, puso voluntad y logró un punto que se puede hacer bueno el próximo sábado si se derrota al Sporting.