sevborussia7

El equipo nervionense exhibió su cara más fiable, con un partido rotundo de principio a fin, logrando una victoria holgada que refuerza la credibilidad de un equipo que recordó al de la temporada pasada.

El Sevilla hizo del Sevilla cuando más falta le hacía. Ésa es la lectura de un choque en el que los hombres de Unai Emery no sólo no se podían permitir otro tropiezo, sino en el que además se les exigía un partido completo y convincente después de las inesperadas dudas generadas en este comienzo de temporada. Y el Sevilla estuvo a la altura de lo que exige la Liga de Campeones, donde el margen de error prácticamente no existe cuando se juega de local. Ganó, y ganó bien, siendo superior desde el principio, sin sobresaltos, muy firme, tremendamente sólido, atenazando a un rival que en todo momento estuvo en sus manos. La intensidad que le metieron los hispalenses al juego acabó desmontando el entramado alemán, que tras resistir en la primera mitad, acabó cediendo ante el dinamismo y la persistencia del juego local.

El Sevilla necesitaba un golpe de autoridad como el que dio este martes, un partido redondo y rotundo. Cumplió el guión con creces. En el minuto 4, de hecho, ya se ponía de gol, con una doble oportunidad, con remate de Vitolo al palo y rechace arriba de Reyes con Sommer ya batido. Fue un aviso de lo que vendría después. El dominio era neto para los locales, con posesiones bien trabajadas, con paciencia y con continuas llegadas, volcando el juego a la izquierda y generando mucho peligro. El Borussia asomaba la cabeza a la contra, pero las ocasiones de verdad llegaban por parte del Sevilla, sobre todo a través de un Kevin Gameiro que estaba en todas, pero que no lograba el gol pese a merecerlo.

En la reanudación el Sevilla dio incluso un paso más adelante. Los alemanes ni se acercaron a la meta de Sergio Rico en todo el segundo acto. El control era total. Krychowiak, soberbio en la anticipación, imponía su ley y Vitolo metía una marcha más, todo bajo el mando de Banega y Reyes, con Gameiro en todos lados. El gol tenía que caer de una forma u otra, porque el acoso era constante y el Borussia se hallaba totalmente acorralado. Tanto fue el acoso del Sevilla que al final los visitantes acabaron cediendo dos penaltis en apenas tres minutos, ambos sobre Vitolo. Gameiro transformó el primero y mandó al larguero el segundo, lo que no desalentó a los locales, que continuaron mandando con firmeza. El empuje era intenso y el Borussia concedió otro penalti claro, esta vez sobre Gameiro, que Banega transformó con calma. 2-0 y a respirar tranquilos.

Con los dos goles de ventaja el Sevilla se dejó ir unos minutos, por verse ya con el partido en la buchaca. Unai sacó a Inmobile y Krohn-Dehli por Gameiro y Banega. La superioridad, con independencia de los nombres, seguía siendo un hecho, porque las ocasiones caían en cascada e Inmobile, sin ir más lejos, rozaba el tercero con un cabezazo a bocajarro que Sommer sacaba valiéndose de una enorme estirada. Antes del saque de esquina posterior a esta acción, Unai sacó a Konoplyanka por Reyes, con el Sánchez-Pizjuán entregado al utrerano. El ucraniano no quiso ser menos y dio un fogonazo de la mucha calidad que atesora. Con eso le bastó para poner a Nervión a sus pies. Recibió en banda el saque de esquina y puso un balón imposible al primer palo de Sommer, que el portero alemán acabó introduciéndose en la red. La pincelada de Konoplyanka fue de muchos kilates, un broche de oro para cerrar una noche de superioridad plena en la que el Sevilla demostró lo que tiene dentro. La goleda pudo e incluso debió ser, pero lo que hoy no entra, entrará mañana, eso seguro.

Crónica facilitada por el Sevilla