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El Sevilla se queda casi sin opciones de cuarta plaza, después de adelantarse en el marcador en una gran primera parte.

En la reanudación el Celta empató tras materializar Santi Mina un más que riguroso penalti. El tramo final fue un alocado toma y daca, en el que faltó temple para hacer daño de verdad

El Sevilla FC se quedó con las ganas en Balaídos, de donde se marcha con una sensación agridulce, porque aunque pudo pasar cualquier cosa en el alocado tramo final, lo cierto es que el equipo tuvo el partido muy de cara durante gran parte de su desarrollo. Los de Nervión se adelantaron y pudieron sentenciar antes del descanso, cuajando un primer periodo muy serio, pero acabaron cediendo el empate a raíz de un penalti, cuanto menos muy discutible, que Velasco Carballo señaló a Arribas sobre Charles, acción en la que el brasileño, que llevaba buscando la pena máxima desde el comienzo del choque, tuvo mucho protagonismo. Con el empate el Celta soltó amarres y se lanzó a por el segundo, aunque el Sevilla plantó cara, pero estuvo demasiado impreciso, echándose de menos la sangre fría que inyectan en los metros finales hombres como Reyes o Banega, que descansaban en esta ocasión. No fue por ganas, porque el Sevilla lo intentó hasta el final, pero el choque acabó demasiado acelerado para que ambos equipos encontraran el acierto necesario para ponerlo en suerte. 

La cuarta plaza se pone muy complicada, aunque poco se le puede reprochar a un equipo que lo dejó todo en el campo. El Sevilla dio la cara y de hecho cumplió con el plan previsto, y todo ello con hasta ocho cambios con respecto al jueves. Le dio la pelota al Celta y lo sorprendió a la contra a la primera que tuvo, con una magnífica jugada de Aspas y Gameiro, definiendo el francés de primeras tras apoyarse hasta dos veces con el gallego. Con el 0-1 lo único que faltó fue machacar. Se pudo haber hecho, porque el Sevilla, muy a gusto saliendo a toda velocidad desde atrás, tuvo el segundo con varias ocasiones clamorosas. Gameiro, otra vez asistido por Aspas, y Arribas, enviando un cabezazo al palo al filo del descanso, fueron los que más cerca estuvieron. Pero no pudo ser y en la reanudación se pagó, pese a que la realidad es que el Celta, que tenía la pelota pero no ocasiones, se metió en el partido gracias a ese penalti que Charles se sacó de la nada y que Velasco apreció con extremado rigor. 

Santi Mina aprovechó la pena máxima y con el 1-1 llegó la locura. Carcedo quemó todas las naves, sacando a Bacca, Vidal y Vitolo. Pero el Celta también quería el segundo y el choque se partió en dos. Las llegadas fueron constantes por ambos bandos, aunque faltaba serenidad en los metros finales para marcar la diferencia. Bacca y Gameiro tuvieron el tanto del triunfo, si bien también Orellana se puso varias veces de gol, topándose con Sergio Rico. Al final el punto repartió méritos para dos equipos que se fajaron con todo, aunque al Sevilla le queda ese regusto amargo, por saber que tuvo el choque en sus manos, que incluso lo pudo sentenciar y que se le acabó escapando por una jugada aislada, y muy cuestionable, que deja el sueño de la cuarta plaza prácticamente inalcanzable.