aleix-vidal-europa-league-uefa.com

El Sevilla acaricia la final de Varsovia, gracias a una segunda parte arrolladora. Fútbol trepidante, recital soberbio y goles de Vidal, por dos veces, y Gameiro en todo un recital de fútbol del campeón.

Una semifinal, a priori, debe costar mucho más. Pero el Sevilla, el tricampeón de la Europa League, no tiene límites en su mística con Europa. Sevilla, una vez más, incluso por encima de las expectativas, un rodillo, resistiendo golpes al principio, sacando un gancho letal en su primer golpe y destrozando en la reanudación. Una apisanadora, un juego trepidante, un recital de fútbol rápido y bien orquestado, un placer a los sentidos…

Una nueva exhibición, un nuevo golpe de pecho de este equipo que vive en permanente idilio con la gloria, que ni siquiera ya necesita épica para mirar de cerca e incluso acariciar una final europea. Y con ese gusto para el aficionado de poder sentir el fútbol en un estado tan puro, una exaltación en toda regla de la pasión según Nervión. Una gozada en mayúsculas.

Sólo la nítida perspectiva que ofrece el paso del tiempo podrá poner en valor lo que está logrando este Sevilla súper sónico que ha confeccionado Unai Emery. Aquello de los automatismos, que tan raro sonaba al principio, acabó cuajando e incluso con significativos cambios en la plantilla con respecto a la anterior temporada. Y de qué manera. Este Sevilla no sorprende, porque juega y compite de memoria. Y si tiene su día lúcido, que a su contrario le pille confesado.

La Fiorentina salió brava, fiel a las expectativas ofensivas que había levantado. Gómez y sobre todo Salah tuvieron ocasiones muy claras, pero la falta de tino y la buena presencia de Sergio Rico salvaron los muebles. Al Sevilla, sin embargo, como en toda la temporada le hizo falta muy poco para hacer pupa. Tras sacudirse de las dudas iniciales, la primera jugada que trazó a puro toque, buscando las cosquillas por la derecha a Tomovic, acabó con una rápida asociación de Vitolo y Bacca, que fulminó llegando con todo Aleix Vidal.   

Con la ventaja en el marcador el partido no se amansó, sino todo lo contrario. La Fiorentina buscó el empate, proponiendo un cuerpo a cuerpo difícilmente eludible. El partido por un momento se convirtió en un alocado corre calles en el que el Sevilla no se sentía cómodo. Pero el equipo resistió con oficio, sufriendo más de la cuenta, pero aguantando el tipo al fin y al cabo, esperando como agua del mes que corre el descanso. Justo al filo del mismo, el Sevilla tuvo el segundo, después de una enorme jugada colectiva que se inició en los pies de Sergio Rico y que Krychowiak no acertó a rematar con todo a favor.   

Al descanso el balance era francamente positivo. El Sevilla una vez más hacía buena su tremenda solvencia ofensiva, ante una Fiorentina que tuvo más y mejores ocasiones.  En la reanudación la Fiorentina salió otra vez a mandar, pero en esta ocasión el equipo se mostró más firme y sobre todo mucho más convencido a la hora de salir a la contra, con una presión intensa que generaba continuas pérdidas a los italianos.

En una de esas robó Vitolo y montó una contra de vértigo que desembocó en Vidal pisando área y aprovechándose del regalo de su palo que le hizo el portero Neto. Inapelable, el Sevilla, encarnado en la perseverancia de Aleix Vidal, ponía la eliminatoria muy de cara.   La Fiorentina momentáneamente se quedaba tocada. Unai movía el banquillo, sacando a Coke por Reyes, con el fin de dar más consistencia al equipo. El Sevilla cada vez que agarraba la bola salía como una exhalación.

Iborra y Gameiro suplían a Mbia, que se marchaba lesionado, y Bacca. Y el francés no tardaba ni cinco minutos en decir presente, finalizando una nueva contra sensacional con Banega luciéndose, Tremoulinas corriendo la banda y Vidal haciéndole medio gol al francés. La noche apuntaba a soñada, el Sevilla, lanzado, quería más. Banega tenía el cuarto con un remate franco que se iba desviado.

El Sánchez Pizjuán vibraba asombrado por el recital del campeón. Una segunda parte grandiosa pone Varsovia muy cerca. En Florencia sólo toca rematar. El tricampeón, otra vez, superó las expectativas, fue un poco más allá de lo esperado en su empeño de demostrar que su última palabra en este torneo aún está lejos.