ZENIT91

Después de una primera parte sin ideas y sobrepasados por un serio Zénit, el Sevilla supo darle la vuelta al marcador modificando al completo su planteamiento del partido y demostrando casta de la mejor forma posible.

Como si un deja vu se tratase, las sensaciones en el Sánchez Pizjuán se terciaron parecidas a las vividas el pasado sábado ante el Barcelona. Una primera parte desalentadora hacía prever el desastre, y es que el Sevilla, a pesar de controlar el cuero, se vio sobrepasado por su rival y en multitud de ocasiones se mostró sin ideas en el ataque gracias, en parte, al buen hacer de la defensa rusa. Los pupilos de Emery, muy espesos, no tuvieron ocasiones claras de gol mientras que el Zénit acechó con peligro y acertó, yéndose al descanso con un gol a favor. 

El conjunto de Villa-Boas había hecho los deberes y tenía estudiado al milímetro al Sevilla. En el minuto 17 Ryazanysev dio el primer aviso con un cabezazo que se fue por muy poco. Veinte minutos después no perdonaría, fusilando en dos tiempos a Sergio Rico. La cuesta se empinaba más de lo esperado y el Sevilla, a parte de ganas, aportaba más bien poco en el campo.

Los augurios no eran nada halagüeños y este tanto heló los ánimos de todos los presentes. Sin embargo, en la reanudación Emery supo tocar las teclas adecuadas para cambiar por completo la actitud de su equipo. El empuje fue la bandera del Sevilla de estos últimos 45 minutos que, sin prisa pero sin pausa, acosaba sin dilación territorio enemigo. Precisamente de un cambio vino el gol, el colombiano Carlos Bacca, que salió a comerse el partido, aportó el gol de la esperanza. Todo lo que no fuera ganar era inconcedible pues la vuelta en Rusia se prevé sufrida. Consciente de ello, a Emery no le tembló el pulso para rehacer su planteamiento y cambiar el sistema, prescindiendo de la altura de Iborra y de Coke, en favor de Mbia y Denis Suárez.

Sólo entonces fue cuando el Sevilla tomó de verdad el control del partido, jugando con mucha verticalidad y provocando los nervios soviéticos mientras poco a poco los encerraba en su campo. Tras el tanto el Bacca, los sevillistas sacaron a relucir el orgullo del campeón que se vio materializado en un derechazo al vuelo formidable de Denis Suárez. La euforia se hizo dueña de afición y equipo, tal fue la fuerza que el segundo tanto aportó que el tercer gol parecía posible. No desistieron los de Emery en buscar ampliar la distancia pero 45 minutos dan para lo que dan. Aun así, eliminatoria en San Petersburgo más que abierta y es que, recordemos, estos partidos son de 180. Lo que sí es ya una realidad son los 33 partidos que lleva el Sevilla sin conocer la derrota entre los suyos. Por tanto, Nervión se erige como uno de los estadios más duros no sólo de la Liga española sino también de Europa. 

Licenciada en Periodismo por la US. Sus primeros pasos fueron como reportera y locutora para los informativos locales. En prensa escrita sus informaciones se han seguido en Estadio Deportivo y en ElDeporteFemenino.com....