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El Sevilla ofreció un pésimo partido en el que apenas tuvo ideas, más que colgar balones en busca de la altura de Iborra.

Pese a todo, los nervionenses incluso empataron con más de 20 minutos por delante, pero no supieron contener las contras de los madrileños, sin ofrecer nada a cambio

El Sevilla jugó posiblemente su peor partido en lo que va de temporada, aunque incluso así pudo haber puntuado si hubiera manejado con más destreza los últimos compases del choque, tras haber logrado empatar con un trallazo de Krychowiak el tanto inicial desde los once metros de Álvaro Vázquez. Pero esta tarde en el Alfonso Pérez el equipo de Nervión apenas hizo cosas bien, penalizado también por la pronta retirada de Mbia por lesión, y fue un desatino constante, acusando sobremanera las muchas bajas con las que tuvo que afrontar un choque que se acabó resolviendo gracias a una contra del Getafe a seis del final cuando el partido estaba en tierra de nadie y el punto se podía dar hasta por bueno por lo acontecido.

Jugar en Getafe es algo que se le atraganta, incomprensiblemente, temporada tras temporada al Sevilla. Es cierto que este domingo afectó mucho el hándicap de las numerosas bajas con las que Emery tuvo que preparar el partido, poniendo en liza un once inédito, con cuatro mediocentros, jugando Iborra más adelantado, y dos delanteros, renunciando de ese modo al juego de bandas, en pos de dominar el juego interior.

Pero dominio hubo poco. Salvo cuando el balón llegaba a Banega, que imprimía un poco de sentido al juego, las intentonas del Sevilla se reducían a balones largos al área buscando aprovechar los centímetros de Iborra. El equipo estaba partido, con mucha distancia entre los tres de arriba, Iborra incluido, y el resto. Aún así el Sevilla pudo haberse adelantado, con un servicio excelente de Banega, que amortiguó Aspas con una sensacional dejada que Iborra remató fuera con todo a placer. Para ese momento Mbia estaba ya en los vestuarios, lesionado. Diogo saltó en su lugar, subiendo Coke a la medular. Apenas llevaba unos minutos el portugués en el campo cuando hizo un penalti que Álvaro Vázquez transformó sin titubeos.

Con el marcador en contra el Sevilla apenas cambió el guión. La insistencia en el juego directo fue la tónica del choque, aunque conforme se llegaba al descanso, comenzaron a sucederse jugadas por banda que daban otro aire al ataque, pese a que todo continuaba siendo demasiado tímido. En la reanudación el Sevilla se hizo con la iniciativa en el juego, pero seguía siendo incapaz de inyectar fluidez el juego. El verdadero peligro lo llevaba el Getafe, que en varias ocasiones perdonó el segundo.

Sólo Banega daba criterio, pero parecía insuficiente para dar color al Sevilla más gris que se recuerda en lo que va de campaña. Para colmo se lesionaba Aspas todavía con 25 minutos por delante. Juan Muñoz entró por el gallego y en la primera que tuvo, dejó sentado a su par, puso un centro al área y vio como Krychowiak cazaba con todo el rechace de su pase, para hacer la igualada.

Pese a que apenas salía nada, llegaba el empate y el Sevilla se metía con todas las de la ley en el partido. Denis saltó al campo por Bacca con el objetivo de conectar más al centro del campo. Fue inútil, ni claridad en el juego ni ideas ni, en definitiva, nada a lo que agarrarse. El Getafe, que había sacado a los extremos Hinestroza y Pedro León, supo tentar mejor las circunstancias, jugando con mucho peligro a la contra.

De esa forma, a seis del final, llegó el gol decisivo de León, tras dos despejes de Sergio Rico, que nada pudo hacer ante el tercer intento local. Se cerraba así un partido en el que las circunstancias, tanto en el antes como en el durante, pudieron con un Sevilla tibio, ofuscado en el juego directo y obtuso en todas las facetas del juego.