getafe sevilla

El Sevilla, con un once abundante en canteranos y no habituales, no inquietó a un rival que sobre todo a partir de la segunda mitad apretó de lo lindo, jugando con mucha más intensidad que los nervionenses.

Poca historia la que deparó el encuentro de este domingo en el Alfonso Pérez Muñoz. El Sevilla, sobre todo con el empate previo de la Real Sociedad en San Mamés, saltaba al campo con la relajación del equipo que tiene los deberes hechos y la final de Turín entre ceja y ceja. El Getafe, sin embargo, jugaba un encuentro a vida o muerte por la salvación, pues de hecho durante parte del choque estuvo en Segunda División.

El resto es de imaginar. Los azulones, con su gente apoyando, fueron a por el partido con varias marchas más que los hombres de Unai, que sin renunciar al choque no fueron con la misma intensidad a por él, porque no se jugaban ni la mitad que los locales.

Hay un argumento objetivo que explica la victoria del Getafe: as ocasiones, prácticamente inexistentes por parte del Sevilla, que si bien si merodeó el área rival, apenas puso en apuros a Julio César. El Getafe, en cambio, sí las tuvo, tampoco en cantidad, pero sí las suficientes para llevarse el choque. Poco más se puede apuntar de un partido que fue lo que quiso el Getafe, que aún así tuvo que sufrir para lograr un triunfo por la mínima.

Lo mejor fue la presencia de hasta tres canteranos en el once inicial: Moi, Cotán y Carlos Fernández, que no se arrugaron en ningún momento. También tuvo sus minutos Mode, ya en el segundo tiempo. Con todos ellos, el Sevilla tuvo más presencia en la primera parte que tras el descanso, cuando el Getafe aceleró un grado más la agresividad de su juego por sus circunstacias adversas en la clasificación.

El choque estuvo en un pañuelo hasta que Escudero de un trallazo desde la frontal puso el encuentro en suerte para los suyos a 20 minutos del final. En desventaja en el marcador el Sevilla compitió, aunque muy lejos del empate. Lo mejor es que se mantiene la quinta plaza y que se ha refrescado a los teóricos titulares. Ahora ya sólo importa Turín, que es en realidad lo único que importa después del milagroso cabezazo de Mbía en Mestalla.

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