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No hay derrotas tan bellas como la que el Sevilla ha sufrido en Valencia (3-1) en un partido horrendo donde la cabeza de M´Bia convirtió la agonía en la gloria más maravillosa que se pueda sentir en el fútbol.

El Sevilla llegó a Mestalla en una nube que extremadamente rápido se convirtió en una pesadilla. El Valencia le barrió durante toda la primera mitad haciendo gala de la agresividad que requería Pizzi durante la previa y ésta se evidenció desde los primeros minutos de partido cuando Ricardo Costa le enseñó la matrícula a Bacca con un codazo. Era sólo un anticipo de lo que sufrirían los nervionenses.

La idea de esperar atrás estaba clara por parte de Unai Emery, lo que no era tan seguro es una avalancha valencianista de tal magnitud. Además de agresivo, el conjunto de Pizzi desplegó un planteamiento inteligente que hizo trizas todas las ideas preconcebidas de su rival, acumulando jugadores por dentro y sorprendiendo por los extremos, y el Sevilla nunca supo cómo afrontar el plan. Keita, Parejo, Feghouli, Vargas, Piatti y Jonas crearon superioridad sobre Carriço, M´Bia y Rakitic muy desbordados, lo cual fue aprovechado por Joao Pereira y Bernat para sorprender por banda.

Fruto de este dominio llegaron los goles cuando una pared entre Joao Pereira y Feghouli dejó al argelino en posición franca para recortar a Fazio y adelantar al Valencia en la eliminatoria y el sufrimiento que decantaría el partido, y pronto llegaría más, porque cuando los valencianistas más percutían por la derecha apareció Bernat por la izquierda para poner un medido centro en la cabeza de Jonas, cuyo cabezazo dio en el larguero y entró en la portería para igualar la eliminatoria.

El Sevilla no aparecía, completamente superado por un Valencia imperial, pero aun así en una jugada aislada pudo evitar una noche de agonía pero Reyes, completamente sólo en el área pequeña envío su disparo al cuerpo de Diego Alves. El destino parecía condenar al Sevilla. No era así, sólo había que esperar unos minutos.

La segunda parte nació más relajada, sobre todo porque el Valencia pagó el desmesurado esfuerzo de la primera mitad. El Sevilla además adelantó su posición sobre el campo y comenzó a jugar con más calma, contemporizando más el juego y acumulando más posesión de balón, pero nada de esto serviría porque una jugada a balón parado, la faceta más fuerte de los nervionenses dejó a Mathieu sólo en el área pequeña para llevar a su equipo al destino soñado con el que sólo ellos pensaban.

La encerrona estaba dando sus frutos. El Valencia perdía tiempo descaradamente y ninguno de los intentos del Sevilla tenían futuro. Pero aunque el destino se hacía rogar, éste ya estaba escrito con letras carmesís, la de un equipo aliado con la épica y la gloria. El planteamiento de Emery fue lamentable y sus jugadores no dieron una a derechas durante todo el encuentro. Nada de esto se recordará.

Sólo el minuto 93 de esta noche de agonía en Mestalla pasará a la historia, el instante en el que M´Bia cabeceó a gol un saque de banda repleto de rabia e impotencia que en segundos se transformó en éxtasis y certificó el billete del Sevilla para Turín, la que será la tercera final europea de un equipo cuya gloria se engrandece con noches tan épicas como ésta. Ya espera el Benfica con sus siete finales europeas perdidas tras la maldición de Béla Guttman.

Ficha técnica

Valencia C.F: Diego Alves, Joao Pereira, Ricardo Costa, Mathieu, Bernat, Parejo (Javi Fuego 77’), Keita, Feghouli, Vargas, Piatti (Fede Cartabia 61’) y Jonas (Barragán 84’).

Sevilla F.C: Beto, Coke, Pareja, Fazio, Fernando Navarro (Alberto Moreno 71’), M´Bia, Carriço, Reyes (Marin 78’), Vitolo, Rakitic y Bacca (Gameiro 65’).

Árbitro: Milorad Mazic, serbio. Amonestó a los locales Bernat, Feghouli, Diego Alves y Mathieu; y al visitante Carriço.

Goles: 1-0 (13’) Feghouli; 2-0 (25’) Jonas; 3-0 (69’) Mathieu; 3-1 (93’) M´Bia.

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