El Sevilla se adjudicó su última Copa del siglo XX ante el Celta de Vigo

Sevilla Actualidad hace un repaso por el último título que cosechó el Sevilla Fútbol Club antes del auge que vive el club en la actualidad. La Copa del Generalísimo fue la tercera copa conquistada por los de Nervión. Dos años antes, se habían proclamado Campeones de Liga.

Ángel Espínola. La afición, la prensa y los propios directivos del club están de acuerdo en que el Sevilla Fútbol Club vive desde hace un lustro los mejores años de su historia. Los cinco títulos conseguidos en año y medio y las dos clasificaciones para la Liga de Campeones dejan patente que los aficionados podrán contar a sus hijos y nietos que vivieron la etapa dorada del fútbol de Nervión.

Sería incoherente decir que el Sevilla tuvo años mejores en el pasado, pero no es ninguna locura decir que el Sevilla ya fue grande durante el siglo pasado. El título de liga cosechado en la temporada 1945/1946 dio pie a unos años de predominio blanquirrojo en el fútbol español cuyos datos aún quedan marcados en la historia del club.

Sevilla Actualidad hace una travesía por el pasado para retrotraerse hasta el último título que el Sevilla logró antes del dorado siglo XXI, la Copa del Generalísimo de 1948. El de entonces, era el Sevilla del joven Arza –máximo goleador de la historia del club-, de Domenech, de los hermanos Joaquín y Fernando Guillamón y del genial Araujo (el segundo máximo goleador sevillista hasta le fecha-.

Fue un año para el de los nervionenses con muchos cambios. Ramón Encinas, entrenador del Sevilla campeón de Liga, fue sustituido por el inglés Patricio Caicedo, que venía de entrenar el Español. La plantilla sufrió también muchas bajas, aunque de jugadores con poca importancia en el equipo como Soler, Mendi y Acedo.

La Copa del Generalísimo de ese año fue la más larga hasta la fecha, pues participaron 140 equipos, entre ellos conjuntos sevillanos como el Calavera o el Coria. Pero el Sevilla, por haber finalizado la temporada anterior entre los ocho primeros, no disputó su primer encuentro copero hasta la cuarta ronda, los octavos de final. Y lo hizo ante uno de los más temidos en la competición del caos, el Atlético de Bilbao.

En la ida, el Bilbao venció en casa por 2-1, pero en el partido de vuelta, el Estadio de Nervión lleno hasta la bandera –por entonces el aforo era de 24.000 espectadores- arrolló a los vascos jugando con uno menos. Los goles de Arza y Campos dieron el pase a los sevillistas, en el que fue el inicio del tercer título copero.

En cuartos, el Sevilla se deshizo sin problemas del Castellón. El partido como visitante acabó con empate a uno, pero de nuevo el feudo rojiblanco disfrutó en la vuelta con un 7-0 de guante blanco. Los cinco goles de Mariano fueron una de las mejores exhibiciones que vivió el antiguo Estadio de Nervión.

A la final con goleada a la Real Sociedad

El Sevilla se encaramaba así en las semifinales del torneo, donde se enfrentaría al otro conjunto vasco por excelencia, la Real Sociedad. Pero los guipuzcoanos se encontraban en horas bajas –esa temporada descendió a Segunda por primera vez en su historia-. Si a eso le sumamos la gran etapa del Sevilla nos da un resultado fácil de adivinar: un 7-1 en el partido de casa, aunque el partido de vuelta acabó con 1-0 para los vascos y los sevillistas ahorrando fuerzas para la final.

Final que se diputaría en una fecha fuera del campeonato, el 4 de julio, cuando ya todos los equipos estaban de vacaciones. Y es que el Sevilla tardó casi un mes en conocer su rival en la final. Puesto que la otra semifinal; Celta-Español, acabó en empate, por lo que tuvo que jugarse un partido de desempate. Pero el choque volvió a acabar en tablas y se volvió a convocar otro encuentro de desempate. El mismo que acabó con 0-0, y que tuvo que decidirse en una prórroga –no habitual por entonces- que se decidió finalmente con un gol de Pahiño por parte del Celta.

En la final, el Sevilla ganó sin problemas por 4-1 al Celta de Vigo y se consumó el tercer título de Copa para el club de Nervión. Curiosamente, dos meses antes de la final volvió a la presidencia de la entidad Ramón Sánchez Pizjuán, que no pudo comenzar con mejor pie su regreso.

El Sevilla reinó durante esos años en el fútbol sevillano –el Betis estaba en los peores momentos de su historia- y en el nacional. Un Sevilla que no fue televisado y que no vendió camisetas de sus mejores jugadores. Pero que permitió continuar soñando con lograr lo que los rojiblancos han logrado ser en los últimos años.

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