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Con todo a favor en la segunda parte, jugando con uno más 40 minutos, el Sevilla no tuvo la claridad necesaria para doblegar al Valencia, incluso disponiendo de un penalti, víctima de su ineficacia en la zona de ataque.

El Sevilla dejó pasar una espléndida oportunidad para dar un salto en la clasificación. No jugó bien, estuvo obtuso, demasiado atascado y sobre todo fallón cuando el partido se le puso de cara. Pero pese a todas esas circunstancias, tuvo el encuentro a pedir de boca y no supo engullirlo. Fue un encuentro amable que el Sevilla, sin embargo, no supo aprovechar, sobre todo en una segunda parte en la que tuvo al Valencia encerrado en su campo en inferioridad numérica. Tuvo ocasiones, pero no pegada, emergiendo Diego Alves como gran protagonista de una noche espesa en fútbol e ideas. El meta brasileño detuvo un penalti a Rakitic y un cabezazo matador de Iborra… Pero debió haber habido más, porque el bagaje ofensivo fue insuficiente para acabar con un Valencia muy sacrificado.

La lectura del encuentro no puede ser positiva. En la primera parte el Sevilla fue superado por el Valencia, que se hizo con el balón, aunque no tuvo profundidad en su juego, pero sí ocasiones claras. También las tuvo el Sevilla, sobre todo Reyes y Bacca, pero al descanso a los puntos ganaban los de Mestalla, más metidos en el choque e imponiéndose en la mayoría de los duelos individuales. Lo mejor al descanso era que el Sevilla se marchaba vivo.

Era significativo como cuando los jugadores se retiraban a los vestuarios la grada les pedía a su manera más coraje. Surtió efecto. En la reanudación el equipo salió con otro aire, más enchufado. Todo se puso de cara cuando con cinco minutos disputados Ricardo Costa se iba a la calle por interceptar un disparo con la mano. La acción fue dentro del área, pero Álvarez Izquierdo señaló falta fuera del área. Con la expulsión el choque se desniveló claramente. Emery sacó a Cherysev por Reyes y a Gameiro por Pareja, cubriendo la posición del argentino Carriço. Rakitic no tenía su día, pero Iborra multiplicó su presencia y sobre todo Vitolo se echaba el equipo a sus espaldas. Sin embargo, el fútbol no era limpio, faltaba precisión, el equipo quería, pero el Valencia, con mucho sacrificio, daba pocas opciones.

En el minuto 57 Vitolo remataba mal un balón a placer que le sirvió Alberto Moreno… Faltaba último pase y también pegada en el último remate. Así se llegó a la jugada que pudo haber marcado el partido. Bernat derriba a Cherysev y el colegiado pita penalti. El partido estaba más cerca que nunca, pero Diego Alves le ganó la partida a Ivan Rakitic y el Valencia se envalentonó aún más viendo que los locales no sabían hincarle el diente.

El Sevilla no cejó en su intento. Buscó el gol, aunque siempre de forma trabada. Aún así dispuso de ocasiones, sobre todo con un cabezazo de Iborra que sacó Alves con otra intervención sensacional. La voluntad era real, pero el fútbol demasiado espeso. Daba la sensación que nadie, por generosos que fueran los esfuerzos, tenía su día. Alberto Moreno se iba al suelo en el 41 por un agarrón pero no se señalaba penalti, mientras que Carlos Bacca, ya en las postrimerías del envite, mandaba fuera el último remate claro. En el descuento Cherysev, que tenía un encontronazo dentro del área con Mathieu en el que existe claramente contacto, se fue a la calle por ver la segunda amarilla. Fue el áspero epílogo a un también áspero encuentro, brindado en bandeja para un Sevilla que lo dejó pasar sin darle el mordisco.

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