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El Sevilla logró su tercera victoria consecutiva en Liga gracias al acierto de sus dos delanteros y al atrevimiento de Unai Emery, que se la jugó metiendo a Kevin Gameiro al final del encuentro.

El Sevilla está de dulce y este domingo sumó su tercer triunfo seguido que le lanza definitivamente en la tabla clasificatoria. Y lo hizo en un encuentro extraño en el que pudo pasar de todo, pero que acabó definiéndose por la mucha calidad que atesoran los nervionenses en los metros finales y por el arrojo de Unai Emery, que como en el derbi, volvió a ser determinante en el triunfo, sacando a Kevin Gameiro por un mediocentro, con el Granada amenazando con volcarse en la recta final del choque. El técnivo vasco fue valiente y encontró premio con un triunfo que certifica la dinámica ganadora que definitivamente propulsa hacia arriba al equipo.

Raro, no se puede calificar de otra forma un partido en el que el Sevilla estuvo en muchos momentos contra las cuerdas, pero en el que incluso pudo haber goleado. El comienzo no fue malo, con Reyes y Diogo asociándonse con mucho peligro y los defensas del Granada trasmitiendo demasiados nervios. De eso se aprovechó Carlos Bacca en el minuto 23, haciendo bueno un error de Murillo, enfilando portería y sacando un derechazo con el exterior imparable para Roberto. Una maravilla de gol que ponía el choque a pedir de boca.

Sin embargo, lejos de aprovechar el subidón que da un tanto, el Sevilla se replego y concedió más metros de la cuenta. Si aguantó la ventaja hasta el descanso fue porque Beto se disfrazó de héroe salvador, con unas paradas excepcionales, sobre todo ante un remate de Piti en el que estaba vendido y desvió con un alud de reflejos sensacional. Al Granada, volcado, le faltó muy poco para empatar antes del intermedio, pero en cambio fue el Sevilla quien pudo haberse marchado poniendo más tierra de por medio, cuandop Diogo asistió atrás a Rakitic y el croata, solo en el corazón del área, ajustó mal su disparo con todo a favor.

Las tablas, en cualquier caso, se veían venir, porque en la reanudación el Sevilla era incapaz de desquitarse del acoso local. Beto en el 52 volvía a salvar ante Yebda, pero ni siquiera el portugués, en estado de gracia, pudo impedir el desafortunado criterio de Del Cerro Grande, que señaló un penalti cuanto menos rigurosísimo por mano de Carriço, que Brahimi, sin duda el jugador más incisivo de los de Alcaraz, transformó en el empate. La igualada, paradójicamente, sentó bien al Sevilla, que espabiló de su letargo y comenzó a mirar de nuevo arriba. Emery movió el banquillo, sacando a Alberto Moreno por Reyes y más tarde a Coke por Jairo, jugando el canterano arriba en la izquierda y Diogo en el otro extremo. El equipo mejoró y en el 72 Bacca la tuvo, con una gran acción personal que desbarató Roberto. Mbia en la siguiente acción también rozó el segundo, pero más clara aún fue la réplica del Granada, por mediación de un jugadón de Piti que el madrileño desaprovechó en el remate final después de hacerlo todo bien.

El partido en su curso final estaba muy abierto y daba la sensación que podía pasar cualquier cosa, si bien es cierto que quien más presencia tenía era el Granada. Pese a jugar con tres centrocampistas el Sevilla era incapaz de imponerse en la zona ancha, por eso sorprendió la decisión de Emery, cuando a trece del fin, sacó a Gameiro por Iborra. Era el todo por el todo o aplicar en lo práctico aquello de la mejor defensa es un buen ataque. Hablando en plata, el vasco se la jugó y no le pudo salir mejor, porque en el minuto 86 Gameiro puso en pie a los más de tres mil aficionados nervionenses que se hicieron con el Nuevo Los Cármenes. Balón largo de Beto, prolongación con la cabeza de Bacca y bola para Gameiro, que no se lo piensa y con un efectivo remate desde fuera del área supera a un sorprendido Roberto.

El gol del Sevilla era demasiado bueno para ser verdad, porque el partido diez minutos antes estaba verdaderamente feo. Esta vez sí, el tanto sirvió para agitar el ánimo y ni siquiera el dilatado descuento de cinco minutos puso en peligro un triunfo que si Bacca y Rakitic hubieran estado más acertados en el tramo final pudieron haber hecho aún más sangre en la herida del Granada. Así se cerró una victoria que lleva la firma de los dos grandes delanteros que lideran arriba al Sevilla en esta campaña, con 12 tantos en Liga entre ambos, pero también de un técnico, Unai Emery, que si bien en determinadas fases de esta campaña, como él ha reconocido, no ha encontrado la tecla, en las últimas jornadas está asumiendo riesgos y ganando partidos. El Sevilla ya mira definitivamente arriba y con su incontestable pegada comienza a sacudirse de complejos.

Crónica facilitada por el Sevilla FC

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