bacca-sevilla-osasuna

Partido tranquilo que el Sevilla, muy superior y con un hombre más desde antes del descanso, encarrilló con goles de Rakitic y Jairo. De la posible goleada se pasó al nerviosismo por un gol de Riera que mantuvo vivo a Osasuna en el descuento.

En un horario más propio de misa que de fútbol, con un sol redondo dando realce a una mañana ideal para el aficionado, el Sevilla se apuntó un triunfo fundamental para seguir escalando posiciones en la tabla. Los de Emery fueron siempre superiores y sobre todo impusieron su ley cuando Osasuna, que nunca fue a por el partido de verdad, se quedó con uno menos. Rakitic y Jairo encarrilaron un triunfo que debió acabar en goleada, pero que sin embargo peligró al final con un tanto de Oriol Riera. El descuento puso un suspense innecesario al desenlace de un choque que debió haberse finiquitado mucho antes.

Tras el encuentro ante el Valladolid el presidente del Sevilla, José María del Nido, dijo que ante equipos superiores y con el marcador favorable, el Sevilla debía dejarse de formalismos y machacar al contrario. No lo hizo contra en Zorrilla y lo pagó. Esta mañana volvió a dar oxíogeno en el tramo final a un Osasuna que pudo haberse llevado un saco y sin embargo aspiró al empate hasta el pitido final. Ése es el único pero que se le puede poner al equipo de Emery en la, por lo demás, tranquila y gustosa mañana de fútbol que deparó a su afición.

Con dos delanteros sobre el campo y la vuelta de Rakitic y Mbia en el doble pivote, el Sevilla saltó al campo mandando e imponiendo decididamente los tiempos del partido. Muy abierto, gracias a la pronfundidad de sus laterales, la apuesta de los locales fue totalmente vertical, con Jairo entre líneas haciendo mucho daño a a los navarros. Pero Osasuna, bien plantado, no concedía demasiado, por lo que por momentos el choque entraba en fases obtusas, carentes de fluidez, sobre todo en el último pase. Todo tomó mejor aspecto cuando en el minuto 34 Gameiro le ganó en carrera la espalda a toda la defensa navarra y fue derribado por atrás. Damía se fue a la calle por roja directa y el Sevilla, a partir de ese momento, pudo tomar más riesgos a la hora de atacar.

No se pudo romper la igualdad antes del descanso, pero en la reanudación no se resistió mucho el primero. Con tanto apelotonamiento, la opción de sorprender desde atrás parecía la más viable. Así desde luego lo entendieron Mbia y Rakitic. El camerunés, desde la izquierda, cruzó un balón que desnudó a la defensa osasunista y cazó el croata entrando desde atrás, con un hábil remate cruzado que batió a Andrés Fernández. Ahí se acabó Osasuna, que lógicamente bajó la intensidad, y de eso se aprovechó el Sevilla, ya con Perotti sobre el campo  por Gameiro. Primero avisó Bacca, culminando al palo una gran jugada de equipo y a 15 del final sentenció Jairo, que, rápido como su juego, se aprovechó de la contemplación de Loties y marcó con un disparo seco y raso.

El 2-0, en teoría, era definitivo. El Sevilla jugaba cómodo y con mucha autoridad, el tercero se rozaba en varias ocasiones, Bacca, de hecho, se encontraba una vez más con la madera. Rusescu salía por el colombiano, mientras que Cristóforo suplía a Mbía. Sin embargo, a tres minutos del final, un cabezazo de Oriol Riera se coló por la escuadra de Beto y los malos augurios sembraron el pánico en el Sánchez PIzjuán, sobre todo porque el portero portugués acababa el choque lesionado y el recuerdo del tráfico final de Pucela estaba todavía muy presente. Por fortuna, el Sevilla esta vez demostró más aplomo y oficio para abrochar un choque que mereció  en todos los sentidos, pero que una vez más no supo amarrar cuando lo tenía todo a favor. Ése es el único debe a un equipo que una jornada más demostró que tiene muchos argumentos para crecer, que de hecho crece jornada a jornada y que por lo pronto ha hecho de Nervión un verdadero fortín.

Crónica facilitada por el Sevilla FC

www.SevillaActualidad.com