liberec sevilla

El Sevilla cayó en la trampa del Slovan, que lo sorprendió a la contra y lo llegó a tener contra las cuerdas, pese a que siempre fueron los nervionenses quienes llevaron el peso del choque.

En la segunda parte, con todo el potencial ofensivo sobre el campo, se logró una justa igualada e incluso se pudo remontar. En Europa no se regala nada, sobre todo fuera de casa, donde cada equipo juega sus bazas de la mejor forma. El Sevilla lo comprobó esta noche en Liberec.

En principio el equipo de Emery buscaba asegurar el pase a la siguiente fase, pero por muy poco no se fue de vacío, víctima de un Slovan que planteó el encuentro con inteligencia y supo hacer daño, dándole el balón a los nervionenses y golpeando a la contra, poniéndose por delante e incluso rozando el segundo. Sin embargo, el empuje visitante, con dos delanteros en el campo y en superioridad numérica en los últimos 10 minutos, pudo con el complejo entramado defensivo del Slovan, que acabó cediendo ante la constancia ofensiva de un Sevilla que, aunque le costó, no se dio nunca por vencido. Esa perseverancia sin duda fue lo mejor de los sevillistas en una noche que deja un punto que costó demasiado ganar, pero que sin duda se logró con merecimiento, porque fue quien siempre tuvo el protagonismo y más buscó el triunfo. 

Como se esperaba, el Sevilla salto al campo del Slovan Liberec con muchos cambios con respecto al choque de Valladolid. Varas, Coke, Perotti, Rabello, Reyes y Gameiro salían de la partida en un encuentro en el que las circunstancias prácticamente obligaban a los nervionenses a tomar las riendas. El Slovan, pese a jugar en casa, no quiso plantear en ningún momento un cuerpo a cuerpo, consciente de su hipotética inferioridad. Los checos se metieron en su campo y optaron por esperar su oportunidad para poder sorprender.

Al Sevilla, por su parte, le costaba abrir espacios, porque los locales, bien plantados, ofrecían pocos accesos hacia el gol. Hubo un momento en el que las permutas de mediocampo para adelante eran una constante, con el fin de romper el entramado del Slovan, que no decía ni mu. En esas se desarrollaba el choque cuando en el minuto 20 llegó el mazazo de Rabusic, que mandó a la red un derechazo cruzado, tras una rápida combinación de tres troques de los checos que dejó fuera de órbita al Sevilla por momentos.

Los de Emery se apagaron por momentos ante el tanto de Rabusic. El Slovan, a lo suyo, lucia bien replegadito, sin apenas conceder opciones. Pese aello, la tuvo Gameiro pasada la media hora de juego, cuando, bien habilitado por Cristóforo, le ganó la partida a su par y se plantó solo ante Kovar, definiendo sin embargo demasiado forzado. Reyes poco después a punto estuvo de cazar en zona de gol un buen centro de Fernando Navarro, pero fue sobre todo Perotti quien en el tramo final del primer acto espoleó al equipo. El argentino ofreció unos últimos 10 minuto redondos de inspiración y alta calidad, colándose sin suerte varias veces hasta la cocina sin suerte. El equipo acabó achuchando, pero antes del descanso no hubo nada que hacer.

Nada cambió, obviamente, en la reanudación. El Sevilla, con la posesión del cuero y el Slovan cerradito, aguantando el tipo y esperando contras, con una presión muy buena que incomodaba bastante al equipo andaluz a la hora de sacar el balón. Las ocasiones más claras en el arranque fueron para el Slovan, que en el primer cuarto de hora tuvo hasta tres claras ocasiones.

Primero Rabusic se aprovechó de una desaplicación pero remató arriba cuando pisaba área, pero sobre todo la tuvo Sural, que se la robó a Pareja y se plantó ante Varas, salvando el de Pino Montano cuando el partido parecía irse al garete. Entre una ocasión y otra, Unai Emery hizo un doble cambio, para agitar al equipo. Salieron Bacca y Vitolo por Reyes y Rabello, pero la dinámica no variaba, porque el Slovan, se lo creía cada vez más, y salía a la contra con mucha decisión y peligro, hasta el punto que por momentos el segundo estaba mucho más cerca que el empate sevillista.

El choque discurría por un sendero peligroso hasta que el Sevilla respondió al Slovan con su misma medicina, pillándole por sorpresa a la contra, después de que los checos lanzaran una falta al borde del área de Varas. Los nervionenses salieron con una contra magnífica, que dejó a Bacca solo. El colombiano, conforme le llegó al balón desde la derecha, recortó totalmente solo en la frontal a Kovar hacia fuera, y fue claramente derribado. Roja directa para el portero local y falta inmejorable.

Perotti ejecutó el golpe franco, el reemplazante Hrosso no atajó bien, y primero Cala y luego Gameiro, con la portería a sus pies, tuvieron el empate. Una lástima y el primer capítulo de lo que de ahí hasta el final sería un auténtico asedio.

Al Sevilla en la recta final le tocaba desarmar una verdadera muralla, porque si a lo largo del partido apenas había habido espacios, menos aún cuando el final estaba tan cercano. Había que ser extremadamente precisos para poder abrir las compuertas del Slovan y así lo fue Gameiro en el minuto 87, que tras recibir de Cristóforo cambió el gol por la asistencia y dibujó un pase sensacional que diseccionó la zaga checa, que remató muy escorado a la red Vitolo con un sutil toque de justicia.

El Sevilla, envalentonado y con la moral alta, se volcó a por el triunfo y en varias jugadas a punto estuvo de ponerse de gol, sobre todo cuando Kovac le quitó de la cabeza en pleno descuento un remate clarísimo a Bacca. El partido feneció con el Sevilla dentro del área de Hrosso topándose con un mar de piernas checas que afianzaron un justo empate en el marcador, porque si bien es cierto que el Sevilla llevó el peso del choque y fue el que más puso de su parte, el Slovan jugó con inteligencia sus bazas y tuvo el encuentro en sus manos durante gran parte del mismo.

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