sevilla-friburgo-europa-league

El Friburgo se encerró atrás como se esperaba y al Sevilla le costó mucho abrir la retaguardia germana, que acabó desmoronándose ante las deliciosas puñaladas de Ivan Rakitic.

El Sevilla se impuso con mucho tesón y paciencia, que era sin duda lo que había que tener para afrontar un partido que tuvo más tedio que fútbol, porque el Friburgo renunció al ataque hasta verse con el marcador en contra, muy bien cerrado y dando pocas opciones a los de Emery, que tampoco tuvieron su día más lúcido para romper la tela de araña tejida por los germanos.

No obstante, en la gris atmósfera que se fue generando en la tarde noche del Sánchez Pizjuán, relució una vez más el de siempre, el capitán, el líder de un equipo que partido a partido vive de su genio.

A media hora del final, un servicio de tiralíneas excepcional desde la divisoria dejó solo a Carlos Bacca, que se plantó ante Baumann, aguantó la llegada desde atrás de Diagné, recortó hacia atrás y fue derribado. Roja y expulsión, para que luego Perotti pusiera el resto ejecutando a la red desde los once metros.

Ahí se acabó la apatía y el partido tomó más color, con el Sevilla en superioridad y marcando un nuevo tanto, con la merecida firma de Carlos Bacca, después de que Jairo hiciera una jugada de escándalo. Le preguntaron a Unai Emery en la previa del partido si tal vez no estaba abusando en el once titular de Ivan Rakitic. Y el vasco dijo que puede, que tal vez, pero que mientras el croata tenga gasolina hay que contar con él. ¿Y cómo no hacerlo? Es sin duda el hombre que va un pasito por delante del resto, el que pone el aceite cuando los partidos se atascan.

Da la sensación de que el balcánico en cada partido ensancha más sus espaldas sobre las que se echa el peso del equipo. Desde luego esta noche volvió a marcar la diferencia. Jugando con el capitán en el doble pivote junto a Iborra, con Trochowski adelantado, flanqueado por Perotti y Jairo y con Bacca en punta, el Sevilla saltó al campo tomándoselo con calma. No había otra ante un Friburgo que puso el autobús de forma descarada y en el primer tiempo no asomó apenas la cabeza por el área de Varas.

Al Sevilla le costaba, porque había pocos metros, pero abría al Friburgo gracias a las subidas de los laterales, Diogo y Alberto Moreno, ambos sensacionales y muy bien cubiertos por Iborra. Bacca entendió pronto que había que salir del área para poder hacer daño y arrastrar a sus marcadores. De hecho, una buena asistencia suya desde la línea de tres cuartos pudo ser el primero, si Trochowski hubiera estado más fino. Antes la tuvo Jairo tras una buena jugada de Diogo, que completó un partido enorme.

No hubo mucho más peligro en una primera parte sin picante. En la reanudación el choque discurría por el mismo camino, de modo que Emery miró al banquillo y sacó a Marko Marin por Trochowski, con el fin de ganar mayor ligereza ante los pocos espacios.

Pero el salero en este equipo quien lo maneja es Rakitic. Una vez más cogió escuadra y cartagón para dibujar el camino hacia el triunfo. Dio un primer aviso, con un pase desde magnífico que dejó solo a Diogo y que el luso no supo transformar en asistencia letal para Bacca.

A la siguiente hubo más suerte. De nuevo Rakitic se inventó un servicio de oro, que Bacca cogió en carrera y finalizó en penalti. Perotti certificó el gol, pero la firma indeleble de Rakitic iba marcada en el primero de la noche.

Con el marcador a favor y uno menos el Sevilla tuvo el encuentro a su merced. Otro sensacional pase de Rakitic acabó en vaselina de Bacca al larguero. Al colombiano se le resistía el gol, pero el fútbol le tenía reservado el premio, o mejor dicho su compañero Jairo. El cántabro tiene un arranque descomunal y con el tiempo cumplido se marcó la jugada de la noche, saliendo en carrera con un recorte antológico a Fernandes y cabalgando hacia el área sin que nadie le parase, para servir en bandeja de plata el segundo a Bacca, que recibía un justo premio a un completo partido.

Esa fue la puntilla para un Friburgo que sólo vino a defender. Al Sevilla le costó, porque siempre es difícil jugar cuando te plantan una muralla, pero tuvo la paciencia necesaria para marcar la indiscutible diferencia que hay entre ambos equipos.

Crónica facilitada por el Sevilla FC.

www.SevillaActualidad.com