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El Sevilla cayó en el último suspiro con un tanto de Alexis que consideraban en fuera de tiempo. Un gol legal anulado a Cala aumentó la indignación de los nervionenses, que firmaron un partido completísimo en el Camp Nou.

Saltó el Sevilla al Camp Nou decidido a esperar atrás a su rival. El objetivo era claro. Apaciguar la salida del Barcelona para evitar que un tempranero gol desactivara cualquier plan para optar a un resultado positivo. El resultado del repliegue fueron tres intervenciones de Beto en los primeros diez minutos. No obstante, fueron acciones sin excesivo peligro fruto del profundo desequilibrio que creaba Neymar siempre que el balón alcanzaba su banda izquierda.

Sin presionar arriba de inicio, la sensación era que el Barcelona sudaría bastante sus combinaciones terminaran con facilidad con un jugador de cara a gol. El Sevilla cerraba muy bien con todos los jugadores en campo propio colaborando en la resta. Fruto de ese plan colectivo, el equipo fue cogiendo confianza, comenzaba a adelantar líneas y a presionar con intensidad tras la pérdida de balón. Las posesiones se alargaban, se sucedían los robos con peligro y el descaro de los jugadores de ataque comenzaba a hacerse notar.

Era un periodo de juego en el que las ocasiones del Barcelona desaparecieron con un Messi desaparecido. Sólo las internadas de Neymar creaban cierto peligro. En un partido defensivamente perfecto, llegó el primer error y el Sevilla lo pagó caro. Vitolo no cerró la subida de Daniel Alves, quien cabeceó a la red el centro de Adriano desde la izquierda.

Con una jugada entre exsevillistas los de Emery se marchaban al descanso por debajo en el marcador, pero con la sensación de que cualquier cosa era posible. En la segunda parte, no cambió el guión, con un Barcelona dominador y un Sevilla contragolpeador, capaz de discutir por momentos la posesión. Sin embargo, continuó faltando la fe para hacer daño de verdad a su rival.

El Sevilla había creado peligro pero no había tirado a puerta ni una sóla vez. Sin embargo, el primer lanzamiento de portería acabó en gol, aunque Muñiz Fernández no lo entendiera como legal. Fue en un corner que cabeceó limpiamente Cala ante la caída de Daniel Alves. El contacto entre ambos no fue suficiente para que la acción acabará en falta pero el gol no subió al marcador.

Tras el disgusto, Emery supo ver la capacidad sevillista para poner en aprietos al Barcelona y retiró a Cristóforo para dar entrada a Marin, dejando en el banquillo al doble pivote defensivo conformado por el uruguayo y M´Bia, que ya había dejado su sitio a Trochowski. Como resultado, el partido se abrió y aunque el Sevilla llegaba con más peligro, parecía que tanto riesgo beneficiaría al Barcelona. Y así fue, en un principio, porque Messi apareció por primera vez para rematar a gol un centro raso de Neymar cuando los espacios en campo sevillista ya era una constante.

Con un partido tan abierto, la goleada parecía ser cuestión de tiempo. El Barcelona dormía el partido ante un Sevilla cuya respuesta no esperaba. Pero esta vez sí, los pupilos de Emery fueron certeros. La potencia de Vitolo salió a relucir cuando en una contra sorteó a Mascherano, Pique y Busquets para servir a Rakitic el gol de la esperanza.

El tanto del croata pesó mucho a un Barcelona que acusó demasiado el cansancio del esfuerzo al que le había sometido el Sevilla. El conjunto culé acabó encerrado ante la ambición del Sevilla que tuvo premio en el minuto 89 cuando Coke remató a gol un saque de esquina.

Un empate en el Camp Nou, con el que pocos sueñan en esta Liga, era un marcador justísimo para el completísimo partido que el Sevilla había brindado a sus aficionados, de nuevo con licencia para la ilusión. En la prolongación el Barcelona sufrió demasiado e incluso rondó el gol con un disparo desde la frontal, pero no se puede obviar que en el conjunto del Tata Martino juega el mejor jugador del mundo. El Messi desaparecido durante todo el encuentro agarró el balón cuando su equipo más lo necesitaba y llegó hasta  la posición de gol. Su disparo lo rechazó Beto pero Alexis estuvo atento para regalar la victoria a su equipo.

El partido acabó con las protestas sevillistas, al considerar que el último gol se había producido fuera de tiempo, una acción que incrementó la indignación por el gol anulado a Cala. El conjunto de Unai Emery se marchó del Camp Nou profundamente enfadado con la actuación arbitral, aunque consciente de que tiene el fútbol y la actitud para plantar cara a cualquier poderoso de esta Liga. El Sevilla finaliza la cuarta jornada con solo dos puntos en su casillero pero con la sensación de que los 34 partidos restantes pueden ser muy satisfactorios para sus intereses.

F.C. Barcelona: Víctor Valdés, Daniel Alves, Piqué, Mascherano, Jordi Alba (Adriano 13’), Xavi, Busquets, Iniesta (Cesc 73’), Tello (Alexis 62’), Messi y Neymar.

Sevilla F.C.: Beto, Coke, Cala, Fernando Navarro, Alberto Moreno, M´Bia (Trochowski 57’), Cristóforo (Marin 68’), Jairo (Rabello 83’), Rakitic, Vitolo y Gameiro.

Árbitro: Muñiz Fernández, asturiano. Amonestó al barcelonista  Adriano y a los sevillistas Vitolo, M´Bia, Jairo y Cala

Goles:  1-0 (35’) Daniel Alves; 2-0 (69’) Messi; 2-1 (79’) Rakitic; 2-2 (89’)  Coke; 3-2 (93’) Alexis Sánchez

 

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