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Bacca, Perotti y Carriço plasmaron la superioridad del Sevilla FC dejando la eliminatoria en franquicia ante el Mladost en un partido con poco ritmo.

El Sevilla cumplió. Sin alardes, dejó la eliminatoria en su bolsillo en un partido marcado por la falta de ritmo. El Mladost, un equipo muy inferior, supo en muchas fases frenar a un equipo que está aun en la rampa de lanzamiento y que dejó a las claras que cuando mantenga la velocidad puede hacer mucho daño a los rivales.

Fue al final, tras una mejoría en la segunda parte, cuando se confirmó el buen resultado después de irse al descanso con un simple 1-0 anotado bien por Bacca, que hizo lo que se le va a pedir, marcar cuando la tenga. Perotti y Carriço cerraron la cuenta en la recta final.   Emery apostó por el once de gala que tiene, sin contar las bajas, a la que se unió la del ilusionante Marin, a quien la contractura muscular que padece le impidió debutar ante su hinchada. Rabello ocupó el sitio en la línea de tres mediapuntas.  

La primera parte resultó plomiza, como invitaba el calor reinante. El Sevilla, puesto en el campo como a lo largo de los ensayos del mes de julio, se movió con tres medias puntas que intercambiaban posiciones para buscar huecos, aunque la excesiva lentitud le impedía enontrar huecos pese a su superioriidad técnica y ofensiva.   El Mladost, un equipo técnicamente al límite, estaba bien pertrechado atras y mostró oficio en labores de contención, pero en ataque no enseñó nada más allá de que en el primer minuto aprovechó una duda de la zaga local para tener la ocasión de adelantarse.  

El tran tran del Sevilla, cuando se rompía en velocidad a través de paredes, auguraba peligro. Rabello tuvo un uno contra uno para marcar. Al final el gol llegó en un balón a la espalda de la defensa que controló Bacca con el pecho para fusilar por alto al portero balcánico.   El tanto no hizo cambiar el partido. Jairo entró en el campo por un lesionado Reyes y hubo sensación de más velocidad, pero fue solo un amago. Los minutos se diluyeron sin que la renta aumentara.  

Aunque la segunda mitad empezó con otro susto, el Sevilla imprimió más velocidad en este periodo, sobre todo con un Vitolo muy activo y la participación de Perotti, con ganas de demostrar que tiene un sitio entre los once. Sin embargo, los de Emery se perdían en demasiados toques en las proximidades del área,  lo qu facilitaba el trabajo al equipo montenegrino, crecido en el achique de balones. Un par de incursiones por las bandas, rompiendo con rapidez, merecieron acabar el gol,  pero lo cierto es que los minutos pasaban y la renta no se ampliaba.   Se fue Vitolo para dejar el sitio a un segundo punta, Rusescu, sin duda en busca de ese segundo gol que por llegadas y dominio merecía el Sevilla, demasiado inocente en los metros finales. 

Tuvo que ser de penalti, por claras manos de un defensor, el segundo tanto. Perotti, que fue el que lo forzó, pidió a Rakitic tirarlo y lo transformó engañando sibilinamente al portero.   En el arreón final, con el rival ya sin aliento harto de defender, Carriço, al primer palo a la salida de un córner, cerró la cuenta dejando en casi un trámite el choque de vuelta de dentro de siete días.  

Crónica facilitada por el Sevilla FC

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