Al borde del descanso una buena actuación del sevillista Paco y un gran pase de Juan Guerra permitieron a Mario quedarse sólo ante el meta visitante

Con la mente puesta en el derbi “chico”, la ciudad deportiva José Ramón Cisneros acogía ayer el primer encuentro del segundo filial sevillista, el Sevilla C, contra uno de los “cocos” de la categoría, el Coria F.C. Con un oído puesta en la radio –el partido comenzó a las 11:00 al igual que el derbi- los escasos 200 aficionados, muchos de ellos corianos, disfrutaron de un partido, en momentos calientes  y a ratos soporífero.

Ángel Espínola. La altísima temperatura estival y los nervios del estreno hicieron que los conjuntos saltaran al terreno de juego algo mermados, lentos y con poca velocidad. Las dos plantillas han vivido modificaciones importantes para esta 2009/2010, por ello los futbolistas aún no se encuentran compaginados a la perfección.

Las primeras oportunidades las tuvo el Sevilla C, que alcanzó en varias ocasiones la meta del ribereño Juan. Sin embargo, el centro del campo coriano funcionaba mejor que el sevillista, por lo que el juego estaba bastante trabado y la jugada que ambos conjuntos repetían hasta la saciedad era el pase largo, sin éxito para ninguno.

Finalmente, al borde del descanso una buena recuperación del sevillista Paco, el mejor del encuentro en labores defensivas, y un gran pase del joven Juan Guerra, dejó a Mario sólo ante el meta visitante. Mario y Juan, en la soledad de una calurosa mañana de domingo, sobre el ardiente césped artificial, con un esférico como única separación entre ambos. Finalmente, Mario, sin saber qué hacer, rompió la barrera de la timidez y permitió a los aficionados locales desenvainar su grito más preferido, ese que todos llaman gol.

Tras el descanso, el Coria salió alerta, con ganas de comenzar bien la temporada. El flamante fichaje coriano, Currito creaba importantes ocasiones de peligro que su compañero Rubén no conseguía materializar. El clásico y pequeño Masegosa lo intentaba una y otra vez por la banda, pero el central Moisés (que mira al horizonte dos cuartas más arriba que él) suspendía todas sus acometidas. El Sevilla despertó pronto de su letargo y comenzó a triangular.

Melo, que había hecho una primera parte muy floja, tomó los galones del equipo en detrimento de Mario, y  el meta ribereño comenzó a olerse lo peor.  Una de esas jugadas acabó en una algarabía de rebotes en la portería coriana cuyo desenlace acabó en gol (tras rechace) del sevillista Ñoño, muy flojo durante todo el partido a pesar de la diana lograda.

A partir de ahí, el partido se calentó. Varias tarjetas amarillas sacadas a los corianos y la pérdida de tiempo de los blanquirrojos enfurecieron a  la afición visitante que ostigaba al colegiado desde la humilde grada. Ramón Tejada sacó a los juveniles Luis Alberto (16 años y un gran futuro) y Boris (rápido y habilidoso) y el partido se convirtió en un toma y daca desconcertante.

Pero de los últimos minutos sólo puede destacarse un nombre: el de Jorge, el centrocampista del Coria que ofreció todo un repertorio cuando la gesta  era imposible. Tras un auténtico golazo, el coriano dejó varios brotes de calidad, contestados por el local Luis Alberto. Un final tenso que dejó, no obstante, la tranquilidad de la primera victoria del Sevilla C en casa y la esperanza de un futuro prometedor para el Coria. Ramón Tejada destacó a la radio sevillista un escueto resumen del encuentro: “hoy se ha demostrado que cualquier equipo te puede hacer un siete”.

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