Sevilla 4

Una vez más, el Sevilla no fue capaz de ganar fuera de casa. Esta vez fue ante el Málaga en un partido equilibrado donde el Sevilla ofreció más, pero sin la determinación suficiente para hacerse con unos tres puntos que habrían sido de oro en la pelea por Europa.

La necesidad sevillista se palpaba en La Rosaleda. Salió el equipo intenso y agresivo auspiciado por el alma de su entrenador y por las posibilidades que todavía quedan para llegar a Europa, pese a la victoria del Betis. Tras unos minutos de tanteo, poco a poco se fue haciendo con el mando del partido. Muy acertadamente, el Sevilla presionaba la salida de balón obligando a su rival a realizar combinaciones muy precisas para salir adelante, un punto que escasamente llegaba a darse, puesto que la mayoría de balones finalizaban en los pies sevillistas, propiciando el dominio visitante.

Lástima que este control se repartiera por fases, porque el Málaga, con menor intensidad que en sus mejores momentos de la temporada, lograba discutir la posesión al Sevilla, sólo que rara vez creaba serio peligro, porque esta vez sí, los nervionenses hacían un buen ejercicio defensivo, solidario en las ayudas y sobre todo, con la adecuada concentración.

Entre tanto, Perotti se erigía como el alma del Sevilla, moviéndose con libertad por todo el frente de ataque, distribuyendo y creando peligro por fuera y por dentro. Fruto de ello, llegaron las mejores ocasiones visitantes, como cuando de una jugada personal del argentino surgió un cabezazo de Rakitic que se marchó desviado por poco. También Coke puso a prueba a Kameni con un buen disparo desde fuera del área, pero más allá de las intenciones poco más pasó en el área malaguista durante la primera parte. Afortunadamente, menos sucedía en las cercanías de Beto, donde los blanquiazules nunca consiguieron adentrarse con peligro.

Si había diferencias en el partido, éstas empezaban por el físico. El Málaga, cansado de una temporada demasiado larga, carecía de fuerza en determinadas acciones que acentuaron el dominio sevillista durante los primeros compases de la segunda parte mitad. Con posesión, pero sin profundidad, los de Emery controlaban el partido sin que su rival diera síntomas de supervivencia.

Nada de esto aprovechó el Sevilla, y al igual que en el primer periodo, el domino volvió a repartirse, coincidiendo con la sustitución de Perotti por el inexistente Manu del Moral. Fueron minutos de control malaguista, en los que los rojiblancos sufrieron mucho para sobrepasar el centro del campo. Pero de nuevo, nada volvía a suceder en las áreas a excepción de un peligroso cabezazo de Cala y un disparo de Duda.

Todavía quedaba el arreón final del Sevilla, que nació de los errores del Málaga, cuando Jesús Navas robó el balón Wellington para ponerlo en la cabeza de Negredo, que cedió a Rakitic cuyo cabezazo a placer salió fuera ante la salida de Kameni. Acto seguido, fue un cabezazo de Negredo tras un balón largo el que a punto estuvo de adelantar a los suyos. Pero nada de eso parecía.

El partido acabó con alternativas, con opciones para ambos pero sin que nadie llegara a materializarlas. Faltó ambición y sobró el miedo por parte de ambas escuadros que ofrecieron un partido tenso pero emocionante, en el que pudo pasar de todo pero no pasó nada. Fue la típica emoción de un final de Liga, que se antoja complicado para el Sevilla, a cinco puntos del objetivo, por lo que debe convencerse para exigir mucho más a sus rivales si quiere evitar un fracaso cada vez más cercano.

Málaga C.F: Kameni, Jesús Gámez, Lugano, Wellington, Eliseu (Antunes 46’), Joaquín (Santa Cruz 81’), Camacho, Iturra, Isco, Pedro Morales (Duda 45’) y Baptista.

Sevilla F.C.: Beto, Coke (Cicinho 70’), Fernando Navarro, Cala, Alberto Moreno, Jesús Navas, Medel, Kondogbia (Maduro 86’), Rakitic, Perotti (Manu Del Moral 76’) y Negredo.

Árbitro: Pérez Lasa, vasco. Amonestó a los malaguistas Jesús Gámez, Lugano, Isco y Baptista; y a los sevillistas Alberto Moreno, Medel y Manu Del Moral.

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