Negredo Valladolid

El Sevilla desperdició una nueva oportunidad para acercarse a Europa en un duelo donde sus propios errores en ambas áreas evitaron una victoria que mereció por juego y ocasiones.

Pocas virtudes se pueden destacar de la primera parte en el José Zorrilla, más allá de algunas acciones aisladas que como, una semana atrás en Granada, engrandecieron a Jaime para gloria del contragolpe vallisoletano que esperaba su momento para aparecer.

Con imprecisiones, pérdidas y precipitaciones de por medio, el Valladolid, fiel al estilo impulsado por su entrenador, intentaba dominar el partido, pero sólo tenía el balón porque nunca fue capaz de cercar el área sevillista. Mientras, el Sevilla intentaba asustar a la contra, pero tampoco lo hacía, construyendo una tarde de amplio sopor.

El partido cambiaba de relativo dominio por tramos. Pero si el Valladolid sólo logró creó lograr peligro con una falta de Ebert que se marchó por muy poco, el Sevilla, en su mejor momento, y siempre con acciones aislados obligó a Jaime a lucirse mediante dos buenos disparos de Jesús Navas y Fazio. Precisamente, en ese instante llegó la mejor acción del Valladolid, cuando una pérdida de Rakitic en campo propio generó un contragolpe letal. En dos toques, Óscar y Ebert superaron a Maduro y Javi Hervás, el novedoso en infructuoso centro del campo sevillista. Tras ello, el alemán quedó en franco posición para servir con comodidad a Javi Guerra, que definió sin problemas ante Palop.

La estacada recibida por el Sevilla al filo del descanso obligó a la reacción tras la reanudación. Y los de Emery salieron al campo como si todos los minutos fueran el último. Giró el campo a su favor y comenzó a superar a su rival en todas las facetas. Por dentro y por fuera, y sin miedo, confiado en su calidad y en sus posibilidades. Sólo fallaba Negredo, que las tuvo de todos los colores y afortunadamente tuvo una ocasión en la que el partidazo de Jaime no iba a influir.

Fue cuando un centro de Coke impactó en la mano de Marc Valiente, y Undiano Mallenco, a instancias de su asistente sancionó el penalti, donde no fallaría Negredo. Sí lo hizo, antes en un cabezazo en solitario, que incomprensiblemente lanzó al cuerpo de Jaime y también en soledad cuando envío fuera un magnífico pase de Perotti, que sustituyó a Javi Hervás cuajando una gran segunda parte.

Además de las del vallecano, fueron numerosas las acciones que convirtieron a Jaime en la figura del partido, haciendo inútil los esfuerzos del Sevilla, que durante la segunda parte sacó el orgullo que reclamaba su entrenador. Al mismo tiempo que el Sevilla se lanzaba en tromba hacia la portería blanquivioleta, el Valladolid pudo sentenciar el partido en un par de contras que aprovechaban la calidad de Ebert y la amplitud existente en el mediocampo sevillista, donde sólo estaba Maduro. En la primera, el alemán disparó al larguero, y acto seguido sirvió a Javi Guerra que a placer mandó el balón arriba.

Pero la igualada no se movería del marcador para certificar la enésima oportunidad desperdiciada por el Sevilla para engancharse al tren de Europa, en un partido que mereció ganar, y donde mostró todas las virtudes que se le presuponen y los errores, que pese a su aparición en mínimas dosis, le están condenando a la nada durante esta temporada.

Real Valladolid: Jaime, Rukavina, Jesús Rueda, Marc Valiente, Balenziaga, Álvaro Rubio, Víctor Pérez, Ebert, Óscar, Larsson (Bueno 65’) y Javi Guerra.

Sevilla F.C.: Palop, Coke, Fazio, Cala (Alberto Moreno 52’), Fernando Navaro, Maduro, Javi Hervás (Perotti 63’), Jesús Navas, Rakitic, Reyes (Israel Puerto 86’) y Negredo.

Árbitro: Undiano Mallenco, navarro. Amonestó a los pucelanos Marc Valiente y Ebert; y a los sevillistas Cala y Javi Hervás.

Goles: 1-0 (40’) Javi Guerra; 1-1 (61’) Negredo (p.)