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El Sevilla, con un inicio muy bueno y múltiples ocasiones, fue incapaz de batir a un Levante que una vez que se puso por delante, aprovechando una concesión nervionense, manejó muy bien el partido.

 Si los partidos se definieran por el arranque, se podría decir que lo de esta noche en el Ciudad de Valencia fue verdaderamente injusto. Pero un encuentro es mucho más que los cinco o diez primeros minutos, sobre todo cuando no se aprovecha lo que se genera y luego se concede más de lo estrictamente necesario. Con las novedades de Beto en la portería y Maduro por Medel -que apenas habia entrenado durante la semana-el Sevilla arrancó de la mejor forma, con mucho ritmo y valiéndose del factor sorpresa, porque Navas y Reyes cambiaron en unos muy buenos primeros minutos las bandas, que a su vez intercalaron con movmientos por el centro. La salida en tromba de los nervionenses pilló con el pie cambiado al Levante, que tal vez esperaba un inicio más espeso.

No habían pasado ni dos minutos y José Antonio Reyes ya había dispuesto de una ocasión formidable para poner el 1-0 en el marcador, rematando totalmente solo en el área chica, tras una internada magnífica de Navas por la siniestra. Sin embargo el utrerano ejecutó forzado y manso, deteniendo Munúa, que poco después hizo lo propio con Negredo, después de una falta botada por Rakitic. En ese inicio tuvo el Sevilla el partido, porque una vez que el Levante hincó bien los tacos en el césped para marcar su terreno todo se volvió más viscoso. El dinamismo y la espontaneidad fue cediendo al corsé local y el partido desembocó en lo que todo el mundo imaginaba en la previa: los sevillistas con el balón, buscando los pocos espacios ofrecidos por su contrario, y el Levante, en su salsa, saliendo como un rayo con contras muy peligrosas para los de Emery.

Las ocasiones se fueron repartiendo para ambos bandos. Beto salvó ante un cabezazo de Iborra y sobre todo con un oportuno pie frente a Acquafresca. Fazio, por el Sevilla, tenía el gol tras un barullo en área granota, pero su disparo, colocado, aunque flojo, fue interceptado por un defensa. El choque pintaba muy igualado y cuando todo hacía indicar que iba a llegar en tablas al descanso, se produjo la jugada de cada encuentro de fuera que acaba costando una derrota. Todo parte de una salida de balón comprometida del Sevilla, un despiste de Maduro, prolongado por Kondogbia, y una aparición pícara de Rubén García, que se coló entre todos y sacó un derechazo lejano, muy ajustado, que sorprendió a Beto.    El gol del Levante noqueó al Sevilla, que a parte de un remate de Negredo en la siguiente jugada que Munúa sacó una vez más, quedó tocado hasta bien arrancada la segunda parte. Cuando el Levante se pone por delante en su campo se vuelve un equipo inexpugnable, se siente a gusto y maneja muy bien los tiempos, interrumpiendo el encuentro y descentrando al rival con las buenas artes de sus jugadores veteranos.

Por todo ello al equipo le costó meterse en el encuentro y, de hecho, cuando lo hizo, ni siquiera logró imprimir la suficiente continuidad al juego. Jugando desde la reanudación con Medel por Maduro, y poco después con Babá por Kondogbia, el Sevilla tuvo ocasiones, aunque pocas veces había un remate cómodo, porque el Levante estaba muy encima. Rakitic, de falta, a punto estuvo de sorprender a Munúa, aunque el verdadero peligro llegaba siempre por Navas, que abría el campo por la derecha y llevaba toda la mordiente visitante. En el minuto 36, tras una buena habilitación de Reyes, una internada suya acabó en la mejor ocasión del Sevilla. El palaciego remató cruzado, Munúa rechazo y Negredo, totalmente solo en boca de gol, la mandó fuera.   n los últimos 10 minutos el Sevilla parecía lanzarse definitivamente a por el partido, pero el Levante a la contra resultaba igual de peligroso. Por momentos el choque se convertía en un corre calles en el que Navas era protagonista.

Pero el palaciego por si solo no podía ganar un partido que el Levante, conforme veía llegar el final, fue abrochando sin remisión. Y el Sevilla, preso de esa sensación tan común en sus salidas, sintiendo que podía haberse llevado más y vaciándose por completo, contemplaba como el tic tac del cronómetro se volvía inapelable y sus intentonas eran ya más una ilusión a la desesperada que una opción real. Y pese a todo, en pleno descuento, Negredo volvió a tenerla, de nuevo en el área, pero otra vez se estrelló con Munúa, que salvó con habilidad y luego contempló con un profundo suspiro como el centro chut de Navas no podia ser cazado por Babá. Lo siguiente fue un córner y un cabezazo alto de Fazio, que significó la rúbrica final de un encuentro en el que el Sevilla, que se complicó solo, mereció mejor suerte, porque buscó el gol con empeño, aunque, y eso fue lo determinante, sin puntería y sin claridad.

Crónica facilitada por el Sevilla FC

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