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El Sevilla cayó en el Camp Nou dando una excelente impresión. Debió haber puntuado, pero perdonó más de la cuenta a un Barcelona que en algunas fases del segundo tiempo estuvo contra las cuerdas.

Unai Emery había anunciado que iba a haber cambios en el once, pero bajo ningún concepto una revolución. Y no mintió el técnico vasco, que sólo introdujo cuatro con respecto al encuentro disputado ante el Deportivo, algunos obligados. Botía por Spahic, Maduro por Kondogbia, Manu del Moral por Reyes y Babá por Negredo eran las novedades. Se guardaba cartas, sí, pero ponía la mayoría encima de la mesa, transmitiendo de forma clara el mensaje de que su equipo no iba al Camp Nou a pasearse, por muy difícil, casi imposible, que a priori se presentara la contienda. Y el mensaje no cayó en saco roto, para nada.

El Sevilla saló a hacer su partido, cumpliendo con lo que el guión exige a un equipo que quiere ser importante cuando visita la casa del campeonísimo. Obviamente, no se puede salir a jugarle de tú al Barcelona, pero tampoco derrumbarse cuando los azulgranas conecten tres pases consecutivos.

Un primer tiempo impoluto en lo defensivo, muy centrados en su papel, sin pretender tomar la pelota, sabedores de que dejar espacios equivalía a la muerte, los nervionenses sujetaron con destreza a los locales, con Rakitic iniciando juego desde muy atrás, buscando contras que nunca se concretaban, pero que dejaban constancia que el Sevilla estaba ahí.

El Barcelona, que jugaba con Iniesta y Messí arriba, escoltados por Villa y Alexis en los costados, ambos muy abiertos, intentó imponer su ritmo, aunque se topó con el orden sevillista. Los azulgranas apenas tenían situaciones de gol y eso era por la seriedad y el sacrificio en las ayudas de los de Emery. Así se llegó al minuto 43, con una falta a favor en el flanco izquierdo del ataque que Rakitic se disponía a botar. El croata se la puso a Coke en la otra banda, éste hizo un control orientado que dejó atrás a su par y sacó un apetitoso centro que cazó Botía con un testarazo inapelable, muy bien colocado, poniendo la sorpresa en el marcador.

El gol del Sevilla enfureció al Barça, que en apenas cinco minutos generó más peligro que en todo el tiempo anterior. Pero el descanso llegó de forma providencial, aunque en la reanudación los locales, ya con Tello por Alexis sobre el campo, metieron la directa y en apenas 15 minutos le habían dado la vuelta a la tortilla. Primero Villa de cabeza y luego Messi, desde el punto de penalti, haciendo bueno un pase de Tello, pusieron el marcador 2-1. Entremedias el Sevilla tuvo varias contras muy peligrosas que deberían haber sido mejor aprovechadas.

Quedaba media hora y el Sevilla se jugó su suerte con Kondogbia, que salió primero por Medel, y Negredo, que sustituyó a Babá, en el campo. Con el marcador en contra, lejos de derrumbarse, el equipo dio un paso adelante, liderado por Rakitic, que se encontraba muy respaldado por la presencia de Kondogbia. Las asociaciones del croata con Navas eran cada vez más interesantes y las contras nervionenses dejaban por fin de ser inocentes para estar cargadas de peligro. La tuvieron Kondogbia, con un disparo que se le fue alto por poco, y Manu del Moral, que desde lejos por poco sorprende a Victor Valdés, pero sobre todo Rakitic y Negredo. El croata, sin duda el mejor de los suyos, más líder que nunca, remató demasiado cruzado un pase de la muerte de Navas desde dentro del área. Negredo, poco más tarde, solo ante Valdés tras ser habilitado por el omnipresente Rakitic, erró de nuevo para los hispalenses, esta vez por enviar el cuero demasiado alto cuando lo tenía todo a placer para lograr las tablas.

Hasta el final los de Emery trataron de igualar un encuentro que tuvieron a su merced, pero el Barcelona, sobre todo desde que Busquets salió por Villa, un cambio muy significativo de lo que estaba ocurriendo, supo aguantar bien el tramo final para cerrar una victoria que, si bien casi todo el mundo daba por hecha al comienzo del encuentro, en muchos momentos estuvo en el aire. La derrota duele, más que nada porque se pudo haber sacado mucho más, pero sabe de otra forma. Y la imagen del equipo, que eso es otra cosa, sale más que reforzada justo antes del partido más crucial de la temporada.

Fuente: Sevilla FC