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El equipo de Emery salió jugando en campo contrario, aunque sin el debido oficio, para luego difuminarse con el primer golpe de los locales.

El Bernabéu siempre es el Bernabéu, pero el Sevilla comparecía con el optimismo que tiene el que se siente bien y, sobre todo, el que sabe que se la juega ante un rival que no pasa por su mejor momento. Por todo eso salió el equipo de Emery sin complejos, con las líneas adelantadas, tal vez demasiado, buscando las cosquillas a un Madrid que sin embargo no se dejó rascar y que a la primera contra que tuvo desdibujó lo que podía ser y no fue, porque las ganas hispalenses se quedaron en nada cuando los merengues hicieron la primera herida, para luego darse un atracón de sangre visitante.   

Poco más se puede decir de un Sevilla que saltó al campo con ánimo de ganar, buscando el choque, pero con demasiada inocencia, sin empaque, posicionando bien arriba, pero sin exhibir mandíbula y tal vez poniéndoselo fácil a la contra a un Madrid que en esa faceta es letal. El Madrid se impuso por inercia, aprovechándose de los espacios que dejaron los de Emery, en ocasiones excesivamente laxos. Primero, con una contra que acabó en un centro letal de Cristiano Ronaldo que era medio gol y que tras toques de Beto y Fernando Navarro transformó Benzemá.  Y después cuando, 10 minutos más tarde, el propio Cristiano se sacó de la manga un desborde y un inmediato zurdazo, sin oposición, al palo largo que superó a Beto.   

El 2-0 bien podía haber tumbado a los de Nervión en ese mismo instante, pero fue entonces cuando comenzó a soltarse el Sevilla de verdad, prolongando su vida algo más. Los de Emery no renunciaron a la épica, porque remontar era más eso que realidad, y fueron a recortar distancias, amparándose sobre todo en el desequilibrio de Jesús Navas, que de hecho le sirvió un servicio de oro a Reyes, que el de Utrera mandó manso a las manos de Diego López. Luego llegaron varios saques de esquina consecutivos y un discreto empuje de los visitantes, demasiado tímidos en un escenario que siempre requiere algo más de arrojo.   

Así se fue el encuentro al descanso y antes de que los espectadores pudieran tomarse el bocadillo el Madrid se puso 3-0, dando Cristiano Ronaldo el jaque mate a un partido que si ya tenía poca, desde entonces se quedó sin historia. Un despeje de Beto, una anticipación de Arbeloa, un balón que sobrevuela Chamartín y Cristiano entro todos los defensas aparece para decir se acabó.    

El resto del choque fue un amargo epílogo, una dilatada agonía en la que las embestidas de Navas eran estériles y el acierto de Cristiano Ronaldo espléndido. El portugués agrandó la hemorragia a media hora del final, transformando de nuevo con la zurda una contra, otra vez, que él mismo había iniciado. Con el 4-0 adverso y tanto tiempo por delante, los de Emery guardaron las formas, gracias a los guantes de Beto, de lo mejor pese a la goleada, perdieron a Maduro por una doble amarilla que se debería haber evitado y lograron acortar distancias con gol de Manu del Moral, finalizando el jiennense una buena acción personal. Se evitaron así males mayores, ante la ya de por sí manifiesta frustración de puntuar en un estadio que por muchos nubarrones que lo asolen es demasiado estadio si no se tira de la intensidad y los arrestos necesarios para asaltarlo.

Crónica facilitada por el Sevilla FC

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