El Sevilla saltó al campo muy metido, preciso y con paciencia para abrir el marcador con un gol de Navas. La placidez del partido la certificó Manu en la segunda parte con un doblete.

El Sevilla, ni más ni menos, hizo lo que tenía que hacer y todo fue bien. No se repitió lo de hace dos semanas en Gijón, para nada. El equipo, con Trochowski junto a Medel, Perotti y Navas en los costados y Manu del Moral y Negredo, al que sólo le faltó el gol, arriba, se enchufó al choque desde el principio y sólo tuvo que esperar su momento para superar a un Rácing muy inferior.

Ya lo dijo Míchel, el tiempo para aprender de las lecciones había pasado. Lo que toca es demostrar que se sabe aprender de los errores. Y el Sevilla ciertamente no dio opciones a los locales. Navas puso el marcador en franquía antes del descanso y Manu en la reanudación sentenció con dos goles un encuentro sin más historia que la que quisieron poner los nervionenses.

La sensación es que si el Sevilla quiere, puede. Porque el Rácing no es inferior al Sporting, ni mucho menos. Simplemente en esta ocasión los hispalenses saltaron al campo con la intensidad necesaria para competir y jugando como un verdadero equipo. Y a igualdad de esfuerzos en estos choques lo lógico es que gane el que más argumentos tenga.

Obviamente, esta noche ése fue el Sevilla, que sin acelerones se llevó el choque por la propia inercia de su fútbol. El conjunto de Míchel tenía el cuero y cuando no era así salía a la contra con una velocidad que descolocaba a los locales.

Negredo en el minuto 34 estuvo a punto de meter en problemas a los locales. El madrileño corrió a por un balón dividido y fue derribado claramente por Mario dentro del área. Sin embargo, el colegiado no apreció el claro penalti.

Dio igual, porque dos minutos más tarde, una nueva salida rápida de los locales bien trazada por Perotti, acabó en gol. El argentino condujo el cuero con tacto, habilitó con visión a Negredo, el delantero fusiló un disparo cruzado tremendo, Mario repelió con un estupendo manoplazo y Navas, que llegaba como un obús, remató a gol como pudo el rechace.

Con el tanto el Sevilla se tomó un respiro y el Racing por orgullo se vino arriba, con más corazón que maña, porque los hombres de Míchel estaban muy bien plantados. No obstante, Palop tuvo que lucirse para salvar con un puño un cabezazo que se iba para dentro a un paso del descuento…

El descanso vino de maravilla, porque frenó los tímidos ánimos de remontada de los locales. El Sevilla, como en el primer acto, salió conectado, ya sin Perotti en el campo, que se retiró lesionado por Reyes. Precisamente el utrerano se la dio a Manu, que recibió escorado en la siniestra y, en el minuto 51, se inventó el segundo gol. Amagó con temple, buscó hueco y cuando piso área cruzó con la diestra un cuero que Mario se tragó.

El segundo gol fue sentencioso, pero el mismo Manu hizo el tercero en la última jugada del choque, remachando en línea de gol un servicio de Navas. Incluso pudo marcar más goles el Sevilla. El propio Manu, Trochowski y Kanouté, que jugó los últimos minutos por Negredo, rozaron el tanto.

No hacía falta de todas formas, porque el Sevilla respiró hondo y con placidez prácticamente todo el partido, imponiéndose en un choque que aviva las esperanzas por colorear una temporada que hasta ahora se ha movido en tonos demasiado grises.

Esta vez sí el conjunto de Míchel aplicó la fórmula que suele dar triunfos ante equipos de la zona baja. Intensidad máxima y que el tiempo dé lugar a que la calidad se imponga. En ocasiones el fútbol es sencillo. En Santander, sin duda, lo fue.

Crónica facilitada por el Sevilla FC.

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Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, empezó en la comunicación local y actualmente trabaja para laSexta. Máster en Gestión Estratégica e Innovación en Comunicación, es miembro...