El Sevilla cayó ante un Sporting que vivió de la inocencia de los nervionenses, que sin hacer un buen partido tuvieron momentos de sobra para imponerse.

A priori se presuponía una visita complicada a un estadio en el que la pasión bulle y empuja siempre a los locales, por mal que estén. Pero la fiereza del Sporting no fue para tanto, sí jugó duro, muy duro, pero nunca acosó al Sevilla ni lo puso contra las cuerdas.

El Sevilla, con una primera parte floja y una segunda mucho más voluntariosa, incluso sin estar, estuvo y tuvo ocasiones claras, pero una desaplicación atrás que acabó en gol de André Castro desequilibró el marcador antes del descanso y los de Míchel, teniendo el balón y situaciones propicias, se mostraron incapaces de empatar, desesperadamente errantes en todos sus intentos con el gol.

El Sporting fue agresivo y jugó al límite, como se esperaba, pero más que embotellar en el inicio a los hispalenses lo único que logró fue desconectarlos en el comienzo e impedir que dieran fluidez a su estilo. Por ocasiones que tuviera, la realidad es que Sevilla no supo tomarle el pulso a la situación.

Sorprendió la disposición inicial de Míchel, que sacó a Perotti en la izquierda, colocó a Reyes en la mediapunta y en punta de lanza a Manu, dejando a Babá en el banquillo. La batalla se iba a librar en la medular y en cierta medida así fue, porque los gijoneses tendieron la trampa avecinada…

Ni siquiera así, en cambio, sufrió en los comienzos el Sevilla, que sin tener una presencia ofensiva destacable era el que más peligro generaba, salvo cuando los propios andaluces relajaban la tensión y se dejaban sorprender. El primer aviso lo puso Barral en el minuto 17, aprovechando un mal pase de Cala, y en la segunda ocasión, ya pasada la media hora de juego, André Castro, solo en el flanco izquierdo del área, no perdonó con un disparo cruzado que decidió la suerte de unos y otros en El Molinón.

Antes del tanto de Castro, Navas sirvió un balón de oro a Perotti, que el argentino a placer lo remató con la testa al palo, con Juan Pablo batido. Poco después Manu envió alto un remate con posición franca e incluso ya en desventaja, en los minutos que precedieron al descanso, el equipo pudo empatar, sobre todo con un disparo en el que Reyes fusiló sin oposición a un Juan Pablo que tiró de reflejos para salvar a los suyos. En la reanudación el Sevilla cambió la cara a mejor.

Sin fútbol ni continuidad, porque el Sporting ya había condenado el juego a la nada desempeñándose con extrema dureza, los de Míchel dispusieron de ocasiones suficientes para haber ganado. Rakitic, en el área con todo a favor, por ejemplo, perdonó un empate cantado, que también pudo lograr Navas en varias ocasiones, topándose siempre el palaciego con un Juan Pablo muy acertado. Salieron Campaña por Cala y más tarde Babá y Trochowski.

El Sevilla se volcó un poquito más al ataque para buscar una igualada que por esfuerzo se merecía. Pero en la guerra que se convirtió el choque los hispalenses se ahogaron en los momentos determinantes. Perotti y sobre todo Navas pisaron área, generaron situaciones, pero en el instante clave no se tiraba a portería. Y cuando se hacía, como Manu o Fazio en respectivas acciones con la cabeza, se estaba muy lejos del tanto.

Se puede decir sin duda que el Sevilla vivió en el área contraria en la segunda parte, excepción hecha de varias contras asturianas en las que Palop estuvo inmenso… Pero vivir arriba no se traduce en marcar si no se aplica la correcta dosis de maldad e intención a los ataques.

Y eso le faltó a los nervionenses, que no pudieron con el atolondramiento que generaron los locales atrás y que fueron víctimas de su inocencia en ciertas facetas del juego. El Sporting hizo su guerra y con mucha fortuna le salió la jugada. El Sevilla lo intentó como pudo, pudo lograrlo, pero no supo ajusticiar cuando el partido se lo exigió.

Crónica facilitada por el Sevilla FC.

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Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, empezó en la comunicación local y actualmente trabaja para laSexta. Máster en Gestión Estratégica e Innovación en Comunicación, es miembro...