El Sevilla mejoró sus últimas versiones en la primera parte con un novedoso 4-1-4-1 y un excelso Álvaro Negredo, que marcó de penalti. En la segunda mitad se sufrió de forma incomprensible.
Al Sevilla le valió una buena primera mitad ante un Zaragoza que más allá de la voluntad en el segundo acto puso poco fútbol. Marcelino le dio un giro al equipo, saliendo con un 4-1-4-1 que resultó muy efectivo en el primer tiempo, con Negredo en punta de lanza, dando una cátedra de juego inteligente y de alta escuela. El madrileño, sin duda el jugador más determinante del encuentro, forzó un penalti, lo transformó y fue la mejor noticia de un choque que para los sevillistas se afeó bastante en la reanudación.
Negredo marcó la diferencia. Es evidente que el Sevilla con el madrileño en forma y en acción es otro, y eso se demostró claramente en La Romareda. La variante táctica de Marcelino, no obstante, también contribuyó lo suyo. Medel jugó entre la defensa y una línea de cuatro, con Trochowski y Rakitic en el centro y Navas y Perotti en los extremos. La salida del equipo fue apabullante.
En 10 minutos, Negredo dispuso hasta de dos claras ocasiones de gol que llegaron por la banda de Navas, mientras que Rakitic dio un pasito más adelante en su puesta a punto. El croata se mostró suelto y tomó las riendas del juego del equipo, algo que siempre influye para bien…
Pero la clase, la elegancia al servicio de la praxis estaba reservada para el nueve. Negredo estaba en todas, con taconazos y cola de vaca incluida, forzando tarjetas y exhibiendo, sobre todo, mucha confianza en sus acciones. La confianza de los que se saben muy superiores. Y así llegó el gol, en una contra rápida que dejó al madrileño en suerte ante Mateos, partiéndole y cayendo claramente derribado dentro del área. Él mismo transformó el penalti, ajustando su disparo al máximo al palo izquierdo de un Roberto que, pese a que adivino la intención, nada pudo hacer.
El Sevilla continuó siendo mejor, aunque no se prodigó tanto en ataque con la ventaja en el marcador. Redujo un poco el pistón, buscando el error maño en la zona de creación para salir a la contra.
Con esa misma intención salió en la reanudación y el equipo funcionó con cierta fluidez mientras Negredo estuvo sobre el campo. Pero el madrileño no tuvo gasolina para todo el encuentro y en el minuto 60 dejó su sitio a Manu. El Sevilla, que ya se estaba aculando, se replegó en exceso.
El Zaragoza apretó con ganas pero sin lucidez, porque fútbol y ocasiones mostraron pocas, por más que se trasladara cierta inquietud al choque, pues no se entendía que el Sevilla se dejara robar metros de esa forma y renunciara al ataque, fallando mucho en las entregas.
Y se sufrió, aunque se supo sufrir, pues la defensa mostró solidez ante los muchos balones colgados y Javi Varas estuvo fino en las pocas intervenciones que tuvo… Con el final del choque y varios relevos en el once –Armenteros y Campaña por Trochowski y Rakitic- el Sevilla, que aprovechó la desesperación del Zaragoza en ataque, tuvo varias ocasiones para finiquitar, sobre todo en una buena contra conducida por Navas que Campaña en boca de gol no acertó a definir ante Roberto. Armenteros también la tuvo, con un balón franco, pero remató al muñeco…
El partido acabó con los locales con uno menos, tras la expulsión de Juan Carlos por una agresión a Coke, y el Zaragoza recurriendo a la heroica en una falta lateral en la que incluso el meta Roberto se animó a buscar la igualada. Pero no, no era su noche ni la de casi ninguno de los que en ese momento estaba en el césped… El verdadero héroe, por segundo año consecutivo, del choque estaba en el banquillo con la satisfacción que siempre otorga el deber cumplido. La mejor noticia de la noche, a la altura de la de la victoria, es el regreso definitivo de Álvaro Negredo.