Nada lo puede arreglar. Esa fue la sensación que tuvieron los cajistas el 22 de diciembre de 2006. Con la llegada de Papa Noel cercana los sevillanos regalaron en Málaga una victoria sanadora para los costasoleños, pero esa sería la derrota más dolorosa para los hispalenses. 48 puntos de diferencia que difícilmente se olvidará por Andalucía.

J. Luis Sosa. Venía Unicaja dolido. Había sufrido mucho durante la semana, con la derrota más severa de su historia. Y no hay mejor forma de resarcirse que endosando a otro un correctivo de igual magnitud. En este caso, Unicaja mató a dos pájaros de un tiro: recuperó la confianza tras el castigo semanal y dejó contra las cuerdas a su vecino Cajasol.

La velada duró un asalto. O quizás algo menos. Cajasol simplemente intentaba encajar los golpes de la mejor manera posible. No golpeaba. Y los cajistas que viajaron hasta Málaga no se lo creían. Estaban siendo arrasados.

22-0 de salida con Berni Rodríguez y Jiri Welsch como líderes locales. Ninguna reacción sevillana. Era incapaz de anotar en juego. Sólo lo hizo cuando quedaban 10 segundos para finalizar la primera manga. Antes ya había anotado desde el tiro libre. Pero todo estaba ya decidido.

Diez minutos y partido acabado. Había apuestas en la grada. “¿De cuánto ganamos?” decían algunos malagueños. Y la diferencia no hacía más que aumentar y aumentar. Se llegaron a los treinta puntos en la mitad del segundo periodo. Sólo un poco de honrilla impidió que la diferencia fuera mayor.

Los veinte minutos restantes simplemente sirvieron para que la afición costasoleña disfrutara. A los sevillanos sólo les trajo sinsabores. Quién lo escuchaba por la radio, no daba crédito a lo que escuchaba. El que lo hacía por la tele, no paraba de frotarse los ojos. Incluso algunos miraron al calendario; pero no, no era 28 de diciembre. Faltaba una semana y eso era muy real.

Una vez terminado el partido, la espada de Damocles pendía sobre varias cabezas cajistas. Pero se optó por continuar con ellos. Había que dar un sprint final hacia la Copa del Rey. Y este se efectuó: 3-0 y billete para la Copa del Rey en el bolsillo.

De vuelta a Málaga, nada volvió a salir. Los cuartos de final ante el TAU Vitoria fue una muestra más de que cuando nada sale… o de que el pescado por la noche, no sienta muy bien.

www.SevillaActualidad.com