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El Real Betis mostró las dos caras de la moneda en un partido que no empezó nada bien para sus intereses. Fue un Betis plano y lento en la primera mitad pero, en el descanso, el técnico verdiblanco acertó con los cambios y la entrada de Dani Ceballos modificó el devenir del encuentro. El medio dio juego a Portillo y entre ambos el ritmo creció y la precisión mejoró. El Betis que consigue una victoria muy importante que lo afianza en la zona en la primera posición del campeonato.

Inicio titubeante de los verdiblancos que se vieron sorprendidos por la presión que ejercieron los visitantes en los primeros minutos. Se cambiaron las tornas y fue Osasuna quien mandaba en el partido. Las líneas juntas y la defensa bien adelantada hacían que el Betis no encontrase la medida exacta a un encuentro que se embarullaba por momentos. Nada de complicarse y cuando la pelota se veía difícil, ésta acariciaba el cielo de Heliópolis en dirección al área de Adán. Un juego directo que a los de Pamplona le venía perfecto. Estas acciones generaban otro problema a los de Mel: las segundas jugadas. Razón sin duda que le impedía marcar sus directrices. El partido se teñía de un color tosco que beneficiaba aún más a los navarros. Cejudo lo intentaba de tiro lejano en un mínimo intento de asustar a Riesgo tras un buen eslalon de N´Diaye.

Al Betis le costaba pensar rápido con el balón  en los pies y se volvía un equipo previsible en ataque, básicamente porque los movimientos no eran todo lo veloz que requería el choque. Sin tener ninguno de los dos equipos ocasiones hasta este tramo, la más clara fue para el Betis. Molina lograba robar una pelota en la banda y se la ponía en la frontal a Cejudo. El canterano no controlaba su tiro y la ocasión se iba por encima del larguero.  Quiso el Betis aprovechar el empujoncito de esta jugada pero el colegiado impidió un mano a mano de Rubén con Riesgo señalando fuera de juego.

Las acciones de ataque béticas quedaron resumidas a esos lances y Nino tomó el protagonismo. El delantero no estuvo acertado en las oportunidades que se le plantearon y eso propició que Osasuna no se marchara ganando al descanso. Mel hacía gestos desde el banquillo evidenciando que no le estaba gustando lo que veía sobre el verde y movió el banco en el descanso.

La entrada de Dani Ceballos por Cejudo le dio otro aire al Betis. Le dio ritmo y alegría al juego verdiblanco, se asoció con Portillo y ambos fueron los motores del equipo. En los diez primeros minutos, la escuadra heliopolitana hizo más que en toda la primera mitad, acercándose al juego que le gusta y acostumbra a practicar, siempre al son de Dani Ceballos. El canterano estaba dando un auténtico recital de pases, regates y jugadas y el tanto inicial tenía que nacer de sus botas. En el 15´, Molinero intentaba fortuna con un fuerte tiro que Riesgo rechazaba y Rubén no dejaba salir la pelota por línea de fondo, poniéndosela a Ceballos dentro del área. Tremenda la jugada que se marcaba el ‘46’ y bonito el regalo en forma de gol que le hacía a N´Diaye que ponía en ventaja al Betis. El tanto hacía que los de Mel se sintieran más a gusto sobre el terreno de juego y el segundo se precipitó. Riesgo no acertaba a la salida de un córner y Rubén no perdonaba con la portería vacía. Con este gol se sacudía todas las fallidas intentonas anteriores y despejaba dudas de su cabezas.

El 2-0 le daba el control absoluto a los verdiblancos pero cambiaba la perspectiva. Las contras eran ahora las armas utilizadas ya que Osasuna tenía que mirar más hacia delante. Mel cambiaba a Rennella por Rubén y más tarde saldría Lolo Reyes por N´Diaye. Al saque de una falta los de Pamplona iban a recortar distancias pero su gol fue anulado por fuera de juego.

El descanso sirvió de punto de inflexión para el Real Betis porque tras una mala primera mitad el equipo supo reponerse y confiar en sus posibilidades. Se pasó de un color oscuro a un camino plácido y sin apuros, y aparentemente fácil. Así se mostró la jugada del tercer gol. La creación corría a cargo de la sociedad Ceballos-Portillo, la acción individual y la asistencia eran de Rennella y el gol de Molina. Preciosa jugada para cerrar un partido en el que el Real Betis fue de menos a más y consiguió afianzarse en la parte alta de la tabla.