Juanfran Elche

Con la obligación de borrar la euforia tras la victoria en el derbi europeo, el Betis visita al Elche para extender ese autoestima que con el paso de las jornadas podría devolverlo a esa vida que nunca existió durante la temporada.

En plena cuaresma, los tambores ya resuenan por los rincones de la ciudad, mientras los costaleros buscan su compás siguiendo el ritmo de su capataz. Paralelamente, el Betis, descompasado durante toda la temporada, ha encontrado el ritmo adecuado de competición gracias a un Calderón, llamador en mano, dispuesto a mandar como nadie lo hizo en un grupo sin autoestima. Lástima que en la carrera oficial de esta Liga, el club lleve horas de retraso.

En concreto, son ocho puntos los que separan al Betis del límite de la salvación que marca el Getafe, y que sólo podrán reducirse a siete tras la finalización de una vigésimo novena jornada donde la victoria del Rayo en absoluto ha ayudado a la empresa de la salvación. Para eso, el conjunto heliopolitano necesita una derrota del Valladolid ante el eterno rival y por supuesto, una victoria en Elche.

Tan repleto de moral como desgastado físicamente y con la baja de Lolo Reyes, los pupilos de Calderón, en un complicado ejercicio de abstracción, tienen el imperativo de olvidarse de la histórica batalla del jueves para bajar de nuevo a la tierra y al césped del Martínez Valero para que una nueva victoria acerque, a paso de tortuga, la luz entre las profundidades.

Igualmente, un triunfo en Elche, el primero fuera de casa en Liga, no cambiaría en demasía las cosas en la tabla, aunque sí le permite mantener viva la llama, simplemente porque le da la oportunidad de que situarse a cuatro puntos de la salvación en la próxima jornada. A estas alturas, sería de un botín muy válido para este Betis, aunque para eso también habría que ganarle al Atlético de Madrid, y entre medias está otro de esos partidos que nadie quería pero que puede suponer la mayor alegría de la temporada para el club.

Pensar en el derbi es una de las tentaciones que todos los técnicos temerían mientras hablan del partido a partido. Sería muy peligroso, sobre todo, porque el Elche, once puntos por encima del Betis, lleva siete días preparando un partido que podría alejarlos seis puntos del peligro del descenso. El conjunto de Fran Escrivá es uno de esos equipos de tan buen gusto como escasa seguridad defensiva que tras un buen inicio de Liga empieza a sentir el cosquilleo de un final de Liga agonizante con los perseguidores en los talones.

Con la confianza adquirida tras las dos últimas victorias, los pupilos de Calderón deben atacar la ansiedad del Elche con la ventaja de que en esta infame Liga tienen muy pocas cosas que perder, sin perder de vista que cuando se habla del Betis los sueños suelen aprender a vivir.

www.SevillaActualidad.com