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El apocalipsis le ha llegado definitivamente al Betis. La distancia que lo separa de la salvación hace que los diecisiete partidos que restan para el final de Liga cada vez se parezcan más a un trámite para ponerle fecha al descenso.

Al menos, el Betis demostró en Balaidos que está capacitado para jugar al fútbol durante un cuarto de hora. Durante los primeros quince primeros minutos del partido el conjunto de Gaby Calderón sometió al Celta de Vigo, con una presión alta que los celtiñas eran incapaces de soportar. Tenía el balón y con intensidad era capaz de disputar los choques al rival. Tras un gol mal anulado a Salva Sevilla, Rubén Castro, el mejor futbolista visitante sobre el campo, daba motivos para la esperanza, rematando un gran centro de Juanfran.

Pero los síntomas del Betis no se curan en una semana. Calderón subrayaba en su presentación que las finales duran 90 minutos en los que había que competir al máximo. Resulta que no es tan fácil llevarlo a la práctica y que el impulso anímico tras su llegada era completamente una nebulosa que se derrumbaba desde la propia defensa. Una zaga compuesta por centrales incapaces de despejar ante delanteros de 1,70, por laterales sin conceptos defensivos, y para colmo por mediocampistas que no ayudan en el cierre.

Así llegaron dos goles del Celta, por la banda derecha de Hugo Mallo y la izquierda de Nacho con la connivencia de Salva Sevilla, mientras que Paulao y Amaya observaban plácidamente como remataban Orellana y Charles. El tercero llegaría poco después por esa misma banda pero acabaría en la izquierda donde Orellana remató a gol, tras un irrisorio despeje de Juanfran que rebotó en Amaya.

El partido ya se había perdido en la primera parte. Pese al buen arranque de la segunda mitad, todo estaba dispuesto. Inteligentemente, el Celta se pertrechó atrás con intención de salir a la contra y aunque el Betis merodeaba las inmediaciones de Yoel sin que sirviese para nada, creaba peligro con muy poco y así llegó el gol de Nolito tras otro chiste en la zaga.

Poco más deparaba el partido, Rubén Castro en un choque con la realidad gastó la última inspiración que le quedaba para maquillar un marcador que no augura nada bueno. Así, el Betis pierde contra un rival directo y continúa a ocho puntos de la salvación, con derecho a que sean once al final de la jornada. El estado de emergencia se perpetúa en club.

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