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Pepe Mel es el primero de los artífices de la gran temporada que está a punto de culminar el Betis. Como buen jefe y mejor gestor de plantilla no ha dudado en calificar de “sobresaliente” el año futbolístico que han cuajado sus chicos, repartiendo medallas entre los suyos.

Sólo falta la guinda, para lo que el técnico madrileño sigue exprimiendo a los suyos, puesto que como todos los éxitos en el mundo del fútbol, el entrenador prepara pero nunca materializa los triunfos. “Ahora tienen en sus manos sacar la matrícula de honor”, remarcaba el jefe verdiblanco.

Y se ha lamentado de la sufridora idiosincrasia del equipo, la que obliga al Betis a pelear hasta el último minuto, sin olvidar nunca que la fatalidad es susceptible de aparecer en cualquier minuto: “Es una dificultad tremenda que un equipo que como mínimo ha estado 32 jornadas en puestos europeos llegue a esta situación hasta el final. En el Betis siempre ha sido todo difícil hasta el final y se merece estar en Europa”.

Pero como buen coronel, Pepe Mel también sabe verbalizar sus méritos en busca del reconocimiento de su valía. Como bien dice ha sido una semana “complicada desde que terminó el partido del Zaragoza” en la que su trabajo de mentalización ha sido crucial para evitar viajar a Valencia con las chanclas en el equipaje y donde la moral del goleador del equipo ha sufrido un duro hachazo: “Primero, hemos tenido que convencer a los futbolistas de que no estamos de vacaciones, a eso se le une todo lo que ha pasado con un compañero de trabajo, las numerosas bajas y el rival. Aquí lo que importa es como acaban las historias y está debe terminar con un final feliz.

En la misma línea, el entrenador verdiblanco no comprendió la torpe celebración tras la goleada ante el Zaragoza, lo que ha multiplicado su trabajo en la semana final de competición: “Estábamos celebrando algo que no nos correspondía. Nos falta un punto, o tres”, ha explicado.

Al margen de la película de la semana, la incertidumbre también cabe en la trayectoria de Pepe Mel, y aunque deberían suceder muchas cosas para que no firmara una nueva renovación, el técnico madrileño añade emoción al asunto en cada ocasión. “Lo único que he apalabrado con mi mujer es el sitio al que vamos a ir de vacaciones, lo demás está todo en el aire. Tengo un año más de contrato, importa más el futuro de los jugadores que acaban contrato”, señalaba con su particular humor el centinela de un equipo ilusionante.

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