Llegaba el Betis a Valencia con la intención de presentar su candidatura a pelear de igual a igual por jugar en Europa frente a cualquier candidato.
Sin embargo, la mala actuación de Muñiz Fernández y la falta de profundidad durante el dominio del segundo periodo impidieron lograr un resultado favorable para el inicio de una recta final prometedora.
Quedan diez partidos por delante en los que el Betis lidiará con una presión a la que no está acostumbrado, la de luchar por posiciones europeas. No obstante, para relajar la tensión, los pupilos de Pepe Mel bien podrían mirarse en el espejo de lo conseguido durante este tramo de Liga en la primera vuelta, cuando el conjunto bético sumó 18 puntos en las victorias ante Getafe, Real Madrid, Deportivo, Celta, Zaragoza y Levante.
De repetir lo proyectado en la primera vuelta, el Betis acabaría la temporada con 61 puntos, una cifra muy a tener en cuenta para alimentar el optimismo de la parroquia verdiblanca. Desde la instauración de la Liga de los tres puntos, allá por la temporada 1995-1996, el séptimo clasificado, una posición que dará derecho a jugar en Europa, sólo ha estado por encima de esa cifra en dos ocasiones cuando Real Sociedad en la 95-96 y Valladolid en la 96-97 sumaron 63 y 64 puntos, respectivamente.
Para alcanzar ese esperanzador guarismo, el Betis deberá superar las complicadas salidas al Santiago Bernabéu y el Camp Nou, si bien el calendario contará a su favor ya que ambos duelos, con la Liga casi decidida, están previstos para la previa de la ida de semifinales de Liga de Campeones, en el caso del Real Madrid; y para la resaca de la vuelta del Barcelona.
Además del enfrentamiento con los dos grandes, el derbi ante el Sevilla en el Benito Villamarín, donde los verdiblancos tratarán de borrar la humillación de la ida, es el principal obstáculo de este Betis en su apuesta por regresar a Europa. Getafe, Granada, Deportivo, Celta, Mallorca, Zaragoza y Levante son las otras piedras de un camino que parece asequible si el conjunto bético es capaz de sacudirse todas las presiones posibles y saltarse de un plumazo varios años en la progresión de un club en situación precaria.