Empate insuficiente de un Betis que no supo conservar, ni aumentar la renta del gol de Santa Cruz y que suma un punto insuficiente para cortar la racha de partidos sin ganar.
El Betis salió más enchufado en la primera parte que en el partido del jueves. Primero porque la actitud fue distinta y porque el rival también lo permitió.
Se hizo el Betis con el control y empezó a llegar a la portería rival. Jefferson Montero se mostraba como el más incisivo y ponía el peligro. Una internada del ecuatoriano y su intento de pase lo corta Christian con la mano en el área racinguista.
Debe ser que en el Villamarín esta jugada se permite porque Álvarez Izquierdo -en este caso su asistente- no vio absolutamente nada. Una mano de Mario salva el primero del Betis tras un remate de Beñat desde la frontal.
El primero verdiblanco llega tras una buena jugada de Pereira que sirve dentro del área para que Santa Cruz con calidad y eficacia pusiera el primero del partido.
El Rácing se queda tocado. Pereira puede hacer el segundo, pero se cae cuando se quedaba manos a mano con Mario. La producción ofensiva cántabra tiene dos caminos: el que le permite recorrer el conjunto verdiblanco y las jugadas a balón parado.
En los últimos minutos, los de Cervera intentan tímidamente estirarse y el Betis baja el pistón. Aún así, poco más que reseñar.
La segunda parte comenzó con un Betis de nuevo enchufado y buscando la portería racinguista. En los primeros minutos, tuvo el Betis muchos acercamientos y pudo marcar el segundo gol.
Sin embargo, el Rácing es consciente de que se juega la vida y perder aquí prácticamente le condena y comienza a acercarse tímidamente. La timidez pasó a la inquietud para los verdiblancos, y en desesperación cuando Stuani caza un pase de Munitis y la pone en la escuadra de la portería verdiblanca.
Antes que todo esto, el Betis se estrella contra el muro racinguista. Después, también. Y así hasta llegar al final con el corazón en un puño y, por momentos, rezando para conservar el insuficiente punto.
La fiel infantería verdiblanca estalló al término del encuentro con una sonora pitada ya que, aunque se mantiene la distancia con los de abajo, la situación se torna complicadísima.