Tras múltiples campañas (demasiadas) viendo a un equipo soporífero, falto de carisma, de mitad de tabla hacia abajo y con la afición señalando al palco, el panorama parece que mejora en el Cajasol. La clasificación para la Copa del Rey del año pasado y la gran actuación del conjunto sevillano en los playoff por el título ante el Real Madrid reflejan que la gestión deportiva del club ha cambiado de tornas.

Ángel Espínola. Gran parte de culpa la tiene el director general del equipo, Leo Chaves (hermano del tan odiado o tan querido, Manuel Chaves), que ahora se acaba de apuntar otro tanto con la llegada del estratosférico (aunque algo veterano) Louis Bullock y el inminente fichaje del lituano  Mindaugas Katelynas. Dos refuerzos que han situado el Cajasol en el centro de todas las miradas baloncestísticas.

Chaves y  el director deportivo Juan Llaneza son el complemento perfecto de Joan Plaza, un entrenador  que por fin ha conseguido sacar el jugo a una plantilla que siempre ha estado entre las mejores de la ACB. Las piezas del puzzle han encajado por primera vez en mucho tiempo, y ahora el club sevillano disputará la ‘Eurocup’, la segunda competición del baloncesto continental, con uno de los mejores planteles de España.

Por funcionar, funciona bien hasta el gabinete de comunicación del club, sin duda el mejor de todos los clubes sevillanos en cualquier deporte. Hecho importante  para evitar informaciones erróneas y negativas que se pueden dar si la comunicación con los medios no es la adecuada (véase el Betis y su secretismo estricto).

En una época en la que el deporte español está en auge, el sevillano, algo decaído, debe dar también alegrías a los suyos. El Cajasol, de momento, está haciendo las cosas bien para volver a ser grandes y dejar atrás los años de penurias deportivas y cabreos de la afición. El deber de directivos, entrenadores y jugadores: seguir así y no bajar la guardia.

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